Convéncete: Todo no saldrá absolutamente perfecto

Decía el artista Salvador Dalí que no hay que temer a la perfección, porque jamás la alcanzaremos. Es duro y maravilloso a partes iguales: aceptar la imperfección y convertir la mejora en un reto continuo. Y es que, has de convencerte: en tu proyecto, como freelance o como empresario, no todo saldrá absolutamente perfecto. Los planes se torcerán, los trabajos serán mejorables y los balances necesitarán de muchos cambios. Y eso nunca puede ser negativo.

Hay una diferencia abismal entre las ansias por mejorar y conseguir los objetivos marcados y el perfeccionismo elevado a la máxima potencia. Las primeras serán el motor con el que no dejar de crecer. El segundo puede convertirse en un freno enorme a la creatividad y un peso casi insalvable para avanzar en los proyectos y en los retos que se presentarán en el camino.

Existen infinidad de factores que harán inalcanzable la perfección. Las limitaciones del tiempo, de la capacidad personal y profesional, del entorno afectarán de lleno. Aceptarlo no es renunciar a la mejora continua, sino entender que la imperfección forma parte del camino, que la lucha porque esos fallos sean los menores posibles es lo que, realmente, tiene sentido.

Los efectos negativos de ese perfeccionismo absoluto son varios:

  • No avanzar. Un plan de negocio siempre tendrá algo que retocar. Un proyecto encargado por un cliente o un servicio siempre podrán ser susceptibles de mejora. Y eso no debe ser un freno, con el que seguir puliendo una y otra vez sin completar etapas, sino un estímulo a enriquecerlo en el camino.

  • Frustración. Es la consecuencia del primer efecto: no avanzar causa frustración. Nunca estarás a gusto con lo que haces, porque no llegas a aceptar que no siempre todo sale a la perfección.

  • Sensación de fracaso continuo. No conseguir esa perfección causará la sensación de estar fallando sistemáticamente, de no conseguir los objetivos que desanimará para continuar.

La autoexigencia es un mecanismo magnífico de mejora. Pero llevarlo al extremo puede convertirse en una trampa que no te permitirá avanzar. Aspirar a pulir todos los días tu proyecto, tus servicios o tu producto es el mejor camino para crecer. Buscar la perfección absoluta sólo servirá para invertir energías, esfuerzo e ingentes cantidades de trabajo en algo que es inalcanzable.

En Pymes y Autónomos | El altar de la Calidad y la belleza de lo imperfecto Imagen | jazbeck

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