Es cierto que es muy complicado seguir esta política de seguridad, cada vez nos damos de alta en más lugares, y lo más cómodo es utilizar un único usuario y contraseña. Lo que hay que evitar a toda costa es el uso de la contraseña maestra. Imaginaros que cuando se mostraron usuarios y contraseñas de Tuenti o de Twitter por problemas de seguridad, queda expuesta vuestra contraseña y usuario de acceso a las cuentas de la empresa. Por eso una de las medidas fundamentales es separar distintos ámbitos de nuestra vida con distintas identidades digitales. Podemos manejar una identidad para el hogar y el ocio, otra para la empresa y una aparte para temas relacionados con cuentas bancarias, comercio online, gestión de trámites con la administración, etc.
Llegados a este punto, lo mejor es buscar contraseñas con una buena fortaleza. Para ello deben tener tanto letras como números y signos. Además no deben ser palabras incluidas en diccionarios que se puedan adivinar. Por supuesto debemos huir de cumpleaños, nombres de hijos o mascotas, etc.
Una buena opción puede ser utilizar una palabra que nos sea fácil recordar y cambiar algunas letras por números o signos. La longitud en ningún caso debería ser menor de 6 caracteres. Una vez creada la contraseña, podemos medir su fortaleza, para ello existen múltiples aplicaciones o páginas que nos mostrarán el grado de dificultad que tiene nuestra contraseña. Si queremos seguridad en nuestra empresa, el primer paso será cerrar la puerta cuando nos vamos, y con las contraseñas no tenemos demasiado cuidado en este sentido.
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