La tortuga y el guepardo

Probablemente pocas veces a lo largo de la historia como en la actualidad la sociedad en general ha ido en dos velocidades tan diferenciadas. Siempre han existido diferentes clases sociales, y siempre han existido grupos más preparados y adaptados a los tiempos que otros. Pero lo que sucede en la actualidad no tiene parangón, ni por velocidad ni por profundidad, y lo más importante, afecta a todas las capas y sistemas, incluso al mundo empresarial, y también al legislativo.

Hace tiempo que nos hablar de que entramos en una nueva era, de que el mundo se transforma y que ya no solo cambian unos pocos esquemas, cambian los modelos y modos de vida por completo. Y si bien, el no saberse adaptar, y no estar preparado para los tiempos presentes y futuros es un riesgo para toda la sociedad, puede ser un golpe definitivo para muchas empresas y profesionales, y que está dejando en la cuneta y en fuera de juego a muchos. Pero lo peor es que ni la legislación, ni muchos sistemas existentes se están adaptando a la velocidad requerida, con los agujeros que eso está provocando.

Ya no se trata tan solo de ir más lentos “aprendiendo” o adaptándose a las nuevas tecnologías, realidades sociales o demás factores en profundo cambio. Se trata de que mientras la vida, el mundo y algunas personas, sectores y segmentos van a una velocidad de crucero, otros van “chupando” rueda detrás, o lo que es peor, van dando golpes de ciego, y se van llevando golpes por todas partes, hasta que llegue el golpe definitivo de haber quedado obsoletos definitivamente.

Mención aparte es y merece especial atención la incapacidad de la legislación y de los organismos que regulan a muchos factores de los negocios y de las empresas, de dar una respuesta ágil y actualizada de la nueva realidad y el nuevo entorno. Siempre ha sido típico eso de que “las cosas de palacio van despacio”, pero es que ahora, ya no es tan solo que vayan despacio, es que muchas de ellas ya no sirven para el mundo que nos toca vivir.

Vivimos en una era digital, vivimos en una era que nos ofrece un montón de mecanismos, de posibilidades, de interacciones, de nuevos sistemas, servicios y procedimientos. Y una estructura legal y administrativa anacrónica, analógica, y pensada para el siglo XX, no está sabiendo dar respuesta rápida. Al contrario, en muchas ocasiones sucede que aparece un nuevo mecanismo o servicio y es entonces cuando la legislación tapa el agujero y se adapta a él, y no viceversa como debería ser.

Y aunque no siempre es posible predecir los avances, si que se debería poder como mínimo optimizar el tiempo de respuesta en caso de no poder avanzarse a la “novedad”. Y eso no esta sucediendo, hoy más que nunca parece que los estados y los organismos oficiales en general están más “vendidos” a lo que suceda y viéndolas venir que nunca.

Y lo dicho en el párrafo anterior es muy grave, pues si bien en algunas ocasiones este vacío legal, o esta ausencia de conocimiento puede ser una ventaja para posicionarse y saber aprovechar las ventajas que se puedan aprovechar, en muchas ocasiones la falta de adaptación administrativa y legislativa, puede suponer una inseguridad jurídica importante. Así como un freno a la competitividad y al desarrollo profesional y empresarial.

En Pymes y Autónomos | Procesos y sistemas para las empresas: nuevos tiempos, nuevas formas Imagen | Jordan Pérez Órdenes

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