La rabia no es un motor en el mundo de los negocios

Actuar “en caliente”, con rabia, sin pensarlo y casi primitivamente ante cualquier estímulo negativo que hayamos recibido, no suele ser la mejor opción en general en ningún ámbito de la vida, y por supuesto tampoco en el ámbito de los negocios.

Reaccionar desde la rabia, desde el enfado o directamente desde la animadversión o el odio que nos ha provocado determinada situación es el camino más corto para no curar esa rabia, y además para no dar la merecida respuesta a quien, o a lo que, nos ha ofendido.

No se trata de callar, no se trata de no enfadarse o de no dar respuesta si nos han hecho alguna treta o alguna jugada. Se trata de mirar, calibrar y actuar. Se trata de atacar cuando y especialmente de la forma que más daño haga. Y normalmente esa forma no es la forma más bravucona o fogosa que haya.

Siempre me ha gustado aquel dicho que dice que “la venganza es un plato que se sirve frío”, frío, legal y calculado añado yo. Así, que ya lo sabemos si aquel empleado, aquel competidor o quien sea nos acaba de hacer una gran jugarreta mi gran consejo es primero no ser unos “callejeros” respondiendo a sus andanadas, y segundo actuando desde la calma y el aplomo, con la máxima contundencia y efectividad.

En Pymes y autónomos | La difícil tarea de despedir en una pyme Imagen | ganessas

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