La importancia de saber soltar lastre estructural

Estaba sentado frente a mi ordenador portátil y al alzar la cabeza he visto una estantería que a pesar de estar en ese lugar hace mucho tiempo ya casi ni recordaba, es la estantería donde se amontonan multitud de cajas de plástico con sus correspondientes CD’s de música que hace ya no se ni cuanto tiempo que no utilizo, y son esos (actualmente) inútiles discos compactos (gracias a los soportes virtuales) los que me han traído a la mente un tema y han alumbrado y posibilitado este artículo.

Y este tema no es otro que la necesidad de que en nuestras empresas y nosotros como profesionales sepamos soltar lastre cuando algo no nos funciona, no apegarnos a sistemas o mecanismos que ya no nos sirven o que se han quedado obsoletos, y que no hagamos negocios pensando en lo que fue, que los hagamos pensando en lo que será. Y los sentimentalismos en relación a personas, cosas o sistemas que ya no son útiles los justos, de la nostalgia y el recuerdo pocas veces nació la rentabilidad.

Vivir obsesionados con el futuro, es tan malo como vivir apegados al pasado, ello no significa por supuesto que no preparemos el futuro, y si puede ser, lo ideal es que lo hagamos en base a unas bases sólidas del pasado, por lo que aprovechar lo que lo antiguo nos puede aportar, a veces es incluso mucho más útil que construirlo todo de nuevo, pero no siempre.

Si hablamos de las cosas que quedan obsoletas, que pierden valor, que ya no nos funcionan o sirven como antaño, el destino y el final esta claro, lo que ya no nos aporta valor ni rentabilidad deja de ser un activo para convertirse en algo desechable, a veces incluso en algo molesto que impide la regeneración, la modernización de nuestra empresa por nuestra persistencia en mantenerlo, por nuestra resistencia al cambio.

Si nos referimos a los sistemas, a los mecanismos, a los valores utilizados hasta ahora y que van quedando atrás pasa algo muy parecido a los bienes materiales. Pero quizá el punto más conflictivo sea el de las personas, en ese caso considero que siempre que el activo humano se pueda aprovechar en pos de la experiencia nos será útil, muy útil, pero que ese supuesto valor no nos haga caer en un engaño, el capital humano será útil mientras sea rentable o aporte valor, pero no nos debe temblar el pulso si algún día por el motivo que sea deja de serlo o de aportarnos valor. Conservar y potenciar el valor de la experiencia sí, mantener una estructura obsoleta por sentimentalismo, no.

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Imagen | rahego

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