El jefe que se golpeaba

Leía hace unos días en la revista americana Enterpreneur, un editorial que llamaba la atención a sus lectores pidiéndoles que no fueran ese tipo de jefes.

Para ello la editora daba tres ejemplos de comportamiento que debían evitarse a toda costa.

Uno de ellos era el jefe que ante una situación de estrés procedía a agredirse a sí mismo en público.

Ciertamente, no he tenido muchos jefes a lo largo de mi trayectoria, pero ninguno de ellos se ha grapado la mano ante un informe mal redactado. Espero que este tipo de comportamientos sean típicos de Estados Unidos, pero ante situaciones como estas hay que acudir a procedimientos de gestión del estrés.

El jefe, como jefe, está sometido a diversas presiones, quizá no tantas como sus empleados, pero hay situaciones en las que probablemente hemos estado apunto de perder los nervios.

En estos casos los expertos aconsejan seguir unos sencillos consejos:

  • Explicar a alguien de nuestra confianza cuáles son las situaciones estresantes. A veces, el solo hecho de hablar sobre nuestros problemas puede ayudarnos a ponerlos en perspectiva y encontrar formas diferentes de solucionarlos.

  • Organizar nuestro tiempo con más eficacia.

  • Tener en cuenta que nadie puede hacerlo todo sólo, debemos pedir ayuda cuando lo necesitemos.

  • Poner en práctica técnicas de relajación, escuchar música que nos permita evadirnos, salir a dar un paseo, cualquier cosa que nos haga poner el contador de estrés a cero.

  • Y si nada de lo anterior funciona, habrá que acudir a un especialista.

A veces se nos olvida que como jefe de una empresa, no sólo debemos dirigirla, sino también dar ejemplo, y una conducta estresada no transmite seguridad y respeto a nuestros empleados.

Vía | Enterpreneur, octubre 2008 Imagen | Zoob

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