Seis lecciones de Kayak aplicadas a la organización de equipos

En muchas ocasiones escuchamos aquello de "estamos en el mismo barco", pero en muy pocas ocasiones lo sentimos como algo real. Una empresa en la que sus miembros actúan sin coordinación y en la que la comunicación es deficiente, se convierte en una embarcación que es incapaz de avanzar recto.

Existen algunas lecciones que podemos aprender de la práctica del Kayak, aplicables a nuestro día a día en las empresas. De mis experiencias más próximas he sacado algunos puntos en común y ciertas soluciones aplicables al ámbito empresarial.

Sin coordinación no vale el esfuerzo

Los esfuerzos individuales quedan anulados por la descoordinación grupal. Los choques de remos ocurren muy frecuentemente en el ámbito profesional. Suponen una pérdida de ritmo y un conflicto que tenemos que solucionar rápidamente.

Si una persona pone toda su voluntad en realizar un trabajo, pero los demás no participan en las fuerzas de avance con una buena coordinación, sus esfuerzos no servirán de nada y caerá en la desmotivación y el bajo rendimiento.

La comunicación vertical debe ser eficiente

Si en una embarcación de 4 personas, la última no escucha las ordenes de coordinación, terminará afectando al conjunto. Además, el ritmo debe ser marcado por el primer remero, es decir, por el líder.

Si los que le siguen no lo transmiten correctamente, el último podría estar totalmente desacompasado, lastrando las fuerzas de avance.

Luchas contra vientos y mareas

Cuando nos enfrentamos a un mar poco amistoso, la comunicación se dificulta y la coordinación se resiente. En estos momentos es imprescindible la observación y el sentido común de todos. En ocasiones hay que pedir ayuda y hay que saber hacerlo antes de estar demasiado lejos de la costa.

Cuenta más el trabajo en equipo que la fuerza bruta

De nada nos sirve poner todo nuestro empeño en cada remada si el resto del equipo no aporta. Es mucho más valiosa una navegación coordinada que una de fuerzas distribuidas de manera desigual.

En este caso, la técnica de remado de cada miembro debe ser pulida para lograr una mejor fuerza de avance mediante la cohesión. El esfuerzo y las ganas pueden no valer de nada en un equipo si no se acompañan por el buen uso técnico de las herramientas.

El conflicto, nunca en el agua

Antes de partir puede ser bueno realizar un debate sobre las mareas, las condiciones del mar, la distancia que se seguirá respecto a la costa... pero en el mar el equipo debe centrarse en el avance y las órdenes de liderazgo.

Los conflictos rompen la coordinación, ensucian la comunicación y afectan al equipo. Todo debe arreglarse en el momento más adecuado para todos.

Nos basamos en el liderazgo

Es imprescindible un liderazgo claro y un equipo de trabajo consciente de su papel. Algunos se encargan del avance y otros de corregir la dirección, si esto no está claro terminaremos navegando en Zig Zag.

Estos seis puntos podrían ser muchos más, pero en lo que respecta a la organización de equipos creo que son las más importantes. Cuando hablamos de coordinación y comunicación, hablamos de dos términos que siempre deberían ser entendidos como uno solo. No pueden existir de manera independiente en una organización y son los principales motores del éxito y de la formación de buenos equipos de trabajo.

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