Nueva regulación de las prácticas de los becarios en las empresas

Acudir a becarios en prácticas es un recurso muy utilizado por las empresas que necesitan contar con personal especializado y quieren, a su vez, ahorrar en costes laborales. Pueden acceder a las prácticas los titulados universitarios o de formación profesional o aquellos que tengan un certificado de profesionalidad, a condición de que su edad esté entre los 18 y los 25 años se encuentren inscritos como demandantes de empleo.

Desde junio de 2013, las personas que participan en programas de formación retribuidos se asimilan a trabajadores a cuenta ajena, en lo que respecta a la obligación de afiliación y cotización a la Seguridad Social. La obligación de cotizar corre a cargo de las entidades u organismos públicos o privados que financien los programas de formación. Esto ha supuesto una considerable mejora en las condiciones de trabajo de este colectivo, a menudo utilizado como mano de obra barata, descuidando su formación e infravalorando a su cualificación.

La Unión Europea ha acordado ciertos cambios en la regulación de las prácticas, a fin de mejorar su calidad y evitar abusos. Las prácticas no deberán superar los 6 meses (cuando hasta ahora su duración máxima era de 9 meses) y sus condiciones deberán recogerse en un acuerdo escrito. En realidad, el acuerdo escrito también es exigible en la actual regulación, así como el detalle del horario y las condiciones de trabajo, contenido del aprendizaje, supervisión, así como la mención al salario que percibirán y a la cotización a la Seguridad Social.

El gobierno pretende incrementar la transparencia en la relación entre el becario y la empresa, a fin de que la persona en prácticas se iguale en tratamiento al resto de los trabajadores. El becario es un empleado más y como tal debe formarse en prevención de riesgos, recibir vigilancia de la salud, equipos de trabajo y medios de protección adecuados a su puesto, coordinar su actividad con la del resto de los empleados.

Las directrices de la Unión Europea son tan solo una recomendación para los estados; sin carácter vinculante. Cada uno regulará su aplicación en acorde a su panorama laboral, aunque la mayor parte de los países reconocen necesitar mejoras en este aspecto. En general, los becarios no se igualan en condiciones laborales al resto de la plantilla y se destinan a tareas que no son las que les corresponden. La conciencia formativa como un valor es algo en lo que debe trabajar, no solo España, sino también Europa.

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