¿Y si la crisis es por el éxito?

Casi siempre, y más en estos tiempos donde la situación económica es tan negativa, nos referimos a los momentos críticos derivados de situaciones negativas. Esas en las que el futuro de las empresas está en entredicho por el descenso de las ventas, el aumento de la morosidad, la rebaja de los márgenes comerciales que hace que el negocio deje de ser rentable.

Pero no todas las situaciones críticas derivan de estas causas. A veces, las crisis vienen derivadas por circunstancias positivas, porque, en ocasiones, el éxito puede ser un problema. Puede que la evolución del negocio sobrepase las espectativas y nuestra organización, nuestra infraestructura o, incluso, nuestra capacidad económica no esté preparada para ello, por lo que enfrentarse a un crecimiento rápido y desmesurado suponga un problema. ¿Qué hacer entonces?

Un aumento inesperado de las ventas o una acogida, por parte del mercado, de nuestros productos por encima de lo previsto, puede ponernos en el aprieto de no poder mantener un nivel de producción suficiente para satisfacer la demanda, podríamos necesitar más personal, más dinero para comprar materias primas o mercancía.

Siempre debemos intentar ceñirnos al plan diseñado y no dejarnos llevar por sentimientos de euforia. Ante una situación así, lo primero que hay que hacer es analizar los motivos de que eso haya ocurrido. El hecho de encontrarnos con un éxito inesperado ha de ser analizado bajo un prisma objetivo, puede que ese éxito repentino sea una cuestión coyuntural y con el tiempo esa tendencia no se mantenga, por lo que debemos sopesar cuidadosamente las razones de haber llegado a esa situación y las posibilidades de afrontarla.

Si tomamos decisiones precipitadas y contratamos más personal, compramos más maquinaria o hacemos pedidos masivos de mercancía para aumentar el stock antes de comprobar si ese aumento de ventas es sostenido, podemos ver como, a corto o medio plazo, esa exito se modera o, incluso, decrece y hemos aumentando la carga de la empresa innecesariamente.

El tener una evolución positiva puede abrirnos las puertas a obtener financiación, pero ese incremento de los costes financieros puede suponer un problema, por un lado por la rebaja del margen comercial y de la rentabilidad y, por otro, porque esa carga financiera puede ser un problema en el largo plazo.

En estos casos lo mejor es recurrir, inicialmente, al outsourcing. La subcontratación de determinados servicios o de parte de la producción también supone una rebaja de los márgenes de beneficios, pero podemos prescindir de esos servicios si la demanda decae. Otra medida a tomar es renegociar las condiciones con los proveedores, un buen sistema es incluir rappels por volumen de compra, de tal manera que consigamos mejores precios cuanto mayor volumen de compras realicemos.

Lo principal es ir acomodando las necesidades y las exigencias de nuestro negocio a las circunstancias reales y hacerlo de la manera menos brusca posible. Una subida demasiado rápida puede ser muy buena si se sabe gestionar pero, cuidado, cuanto más alto subas, más dura será la caida.

En Pymes y Autónomos | Cuando el problema es crecer Imagen | jurvetson

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