Visitantes, seguidores, fans, ... mucha popularidad pero ¿dónde está el dinero?

Ayer aparecía en El Economista una noticia que contaba que las tiendas de Ikea son un parque de atracciones para los chinos. Ikea lleva diez años en China y ha conseguido hacerse muy popular entre los consumidores del país, pero éstos, más que como una tienda de muebles y complementos para el hogar, ven a los centros Ikea como un lugar de ocio.

Según la noticia, “los chinos abarrotan los pasillos de los establecimientos, pero en lugar de comprar se dedican a hacer fotografías, llevarse catálogos, descansar en sus colchones, comer perritos o dejar que sus niños jueguen en las instalaciones que tienen habilitadas para ello”. Esto se relaciona también con el problema que muchas empresas pueden tener a la hora de gestionar a los seguidores, fans, amigos, etc. que pueden conseguir a través de las redes sociales pero a los que no son capaces de sacar una rentabilidad económica.

En ocasiones, y sobre todo ahora con el auge de las redes sociales, muchos modelos de negocio se basan en crear una masa de seguidores que den la posibilidad de crearposteriormente líneas de negocio. Eso puede suponer un problema, al que ya se están enfrentando algunas empresas como es el caso del Wall Street Journal, enfrentarse al momento en que el cliente pasa de tener todo gratis a pagar por el producto.

El caso de IKEA es distinto porque, según se cuenta, el problema principal es que muchos de los productos de las tiendas son inaccesibles para la mayoría de los chinos, con una renta per capita muy baja, pero la cuestión principal a la que deben enfrentarse todos es a cómo obtengo yo ingresos de toda esa cantidad de gente que visita mis tiendas, entra en mi web o me sigue en Facebook.

Al final, estamos hablando de la sostenibilidad del negocio, de rentabilizar la inversión, el trabajo y de obtener un retorno económico de toda esa cantidad de gente que puede identificarse con nuestra marca o nuestros productos. Pero cuidado es fácil identificarse con algo que no cuesta, lo complicado es convencer a toda esa gente de que consuma esos productos, de que gaste su dinero.

Apple lo tiene claro y lo consigue; Ikea en China parece que no, o por lo menos no obtiene el retorno suficiente para alcanzar ese umbral de rentabilidad; el resto, si no lo han hecho todavía, tendrán que enfrentarse a esta situación antes o después.

En Pymes y Autónomos | Y ahora ¿cómo rentabilizo a mis clientes?
Imagen | kimubert

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