Hasta la fecha, tramitar el certificado digital era para cualquier autónomo o pyme un proceso lento que obligaba a pedir cita, desplazarse y esperar varios días para tenerlo operativo. Para muchos profesionales por cuenta propia, esos tiempos han podido suponer la pérdida de oportunidades en gestiones que necesitaban resolverse de inmediato: por ejemplo, licitaciones, contratos o trámites administrativos, que quedaban bloqueados por un documento que no llegaba a tiempo.
Hoy, este contexto empieza a cambiar y a la tradicional oferta de la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre (FNMT), se han sumado en los últimos años entidades privadas de certificación que, bajo el reglamento europeo eIDAS, ofrecen certificados cualificados con plena validez en toda la Unión Europea.
Un proceso 100 % digital y seguro
La novedad es que algunos de estos proveedores permiten obtener el certificado en menos de 12 horas y sin desplazamientos, gracias a sistemas de identificación remota con vídeo y controles biométricos.
El nuevo escenario aporta más opciones y rapidez. Así, frente al modelo clásico, que requería acudir en persona a una oficina de acreditación, los servicios de certificadoras privadas permiten completar todo el proceso online, lo que supone un ahorro en tiempo, desplazamientos y mantiene la validez para toda la Unión Europea.
De este modo, para autónomos que necesitan priorizar la falta de tiempo (por ejemplo, camioneros o transportistas de larga distancia) o despachos profesionales, que necesitan firmar contratos con clientes de otros países, esta agilidad puede ser muy valiosa.
Qué tener en cuenta
La diversificación y privatización de estos servicios en el mercado no obstante, exige cierta cautela. En gran medida, debido a que no todos los certificados digitales son iguales, pueden tener costes extra y deberíamos revisar su vigencia.
A grandes rasgos, los organismos oficiales recomienda que, si optamos por un proveedor privado, este debe figurar en la lista de confianza de la UE (Trusted List), que garantiza su validez legal, tener presente que pueden tener un coste extra —a diferencia del trámite de la FNMT— y debemos revisar su vigencia (por norma, 4 años) y el soporte que nos ofrecen frente a renovaciones y recuperación de las claves.
Como contrapartida, sí es cierto que el sistema ofrecido por estos proveedores elimina por completo los desplazamientos: la identificación se realiza mediante vídeo identificación con controles biométricos y trazabilidad, lo que garantiza la seguridad y la validez jurídica del proceso.
El usuario solicita el certificado desde la web, adjunta la documentación requerida y, tras la validación por parte de un equipo especializado, el documento está listo para su descarga en menos de un día laborable.
La posibilidad de obtener un certificado digital en 12 horas responde a una tendencia más amplia: la digitalización plena de la relación entre empresas y administraciones. Cada vez más trámites (presentación de impuestos, notificaciones electrónicas, licitaciones públicas) dependen de esta herramienta.
La buena noticia es que autónomos y pequeñas empresas disponen ahora de más alternativas y mayor flexibilidad para obtenerla. La advertencia, eso sí, es clara: rapidez no debe confundirse con ligereza. Elegir un proveedor certificado y seguro es clave para garantizar que el documento tenga la misma validez legal que una firma manuscrita en cualquier país de la Unión Europea.
En el aire queda la pregunta que otros medios no se han hecho: ¿no debería ser el Estado el responsable de actualizar y digitalizar estas soluciones? Como siempre, habrá variedad de opiniones.
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