El primer punto que deben tener claros los detractores de este modelo es que el FOGASA se constituye principalmente con las aportaciones empresariales en las cotizaciones a la Seguridad Social y este dinero, no es dinero público puro y duro. Actualmente, las empresas abonan al FOGASA el 0,2% de la base de cotización de cada trabajador en alta. A efectos económicos, la gestión del FOGASA es independiente al Ministerio de Trabajo. En esta línea, yo soy el primero que criticaría una indemnización por despido con dinero público, despidos pagados por todos, pero en el caso de los fondos del FOGASA, el grueso principal de sus ingresos se obtiene mediante las cuotas empresariales y los complementos futuros de los 8 días por año en los despidos objetivos se sufragarán con un fondo para despidos creado al efecto.
Este fondo, será un fondo que se generará aumentando las cotizaciones sociales actuales al FOGASA. No se han cuantificado los aumentos, pero podemos suponer que puede tener un importe aproximado de dos a cuatro días anuales de salario bruto por trabajador en función del contrato de trabajo que cada uno de ellos tenga. Porcentualmente, podemos suponer que en lugar de un 0,2% actual pasaremos al 0,6% como mínimo.
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