El final del verano suele relacionarse con el síndrome postvacacional. Sin embargo, lo que realmente golpea la economía de las pymes va mucho más allá de una breve desmotivación.
Lo que pesa sobre sus cuentas, y compromete su viabilidad, es el absentismo laboral, un fenómeno con cifras crecientes que impacta directamente en la competitividad.
Los últimos datos confirman que la magnitud del absentismo laboral en España ha alcanzado niveles preocupantes. Solo en 2023, el coste directo para las empresas superó los 12.245 millones de euros, a lo que habría que añadir las enormes cantidades vinculadas a los servicios que dejan de producirse y al pago de sustituciones.
Absentismo laboral y su impacto tras las vacaciones
Mientras el síndrome postvacacional desaparece en pocos días, el absentismo laboral se prolonga y se multiplica en cifras. Cada jornada en la que un empleado no acude a su puesto significa menos ingresos, más gasto en sustituciones y, en muchos casos, desajustes organizativos que ralentizan la actividad.
Los cálculos de la Asociación de Mutuas de Accidentes de Trabajo muestran que, además del impacto directo, los costes indirectos derivados de las ausencias alcanzaron cifras muy superiores: casi 50.000 millones en suplencias y más de 100.000 millones en bienes o servicios que no llegaron a producirse.
Se trata de cantidades que limitan seriamente la capacidad de inversión de las pymes, que ya operan con recursos ajustados.
El absentismo laboral en las pymes españolas
El problema adquiere dimensiones críticas cuando se observan las particularidades de las pequeñas empresas. Según el II Informe de PYMES y Autónomos de España de Hiscox, más de la mitad de estas organizaciones sufren ausencias constantes de empleados, y en el 80% de los casos se traduce en una merma evidente de competitividad.
Cada día más de un millón de trabajadores no acuden a su puesto, y buena parte de ese volumen recae sobre negocios de menor tamaño. En un comercio de proximidad o en una empresa de servicios locales, una baja prolongada implica recortar horarios o reducir servicios. Sin la posibilidad de contratar sustitutos de forma inmediata, se generan pérdidas que afectan al entorno económico y social de comunidades enteras.
Tendencias del absentismo laboral en España
El absentismo laboral se ha consolidado como un fenómeno estructural. En 2023, el porcentaje de personas ausentes por incapacidad temporal se situó en el 4,1%, una cifra que duplica la registrada en 2013 y coloca a España en los primeros puestos de Europa.
Además, la incidencia y duración de las bajas continúa creciendo: se registraron más de 450 procesos por cada mil trabajadores y se perdieron más de 369 millones de jornadas laborales, un 62% más que en 2018.
Otro dato relevante es que el 64,5% de las jornadas perdidas corresponde a personas que encadenan varias bajas a lo largo del año. Este reducido grupo de trabajadores acumula el 70% de todas las ausencias, lo que demuestra la existencia de un absentismo laboral repetitivo que erosiona la productividad.
Entre las patologías más frecuentes se encuentran los problemas crónicos de dolor y la salud mental, que representan más de la mitad de las bajas de larga duración.
El absentismo laboral y el peso en la Seguridad Social
No solo las empresas se ven afectadas. El sistema de la Seguridad Social también soporta una carga cada vez más elevada debido al absentismo laboral. En 2023, el gasto en prestaciones vinculadas a procesos de incapacidad temporal creció un 16,18%, superando los 13.000 millones de euros. Este incremento se explica por la mayor duración de las bajas y por la ampliación del número de procesos iniciados.
Las mutuas advierten de que esta situación se traducirá en un incremento adicional durante 2025, con una previsión que apunta a más de 32.000 millones de euros en prestaciones relacionadas con contingencias comunes. Para el tejido productivo, este escenario implica un doble golpe: pérdidas económicas directas y un sistema público más tensionado.
Pymes y la urgencia de atajar el absentismo laboral
El absentismo laboral tiene un efecto muy negativo sobre las pymes porque multiplica el esfuerzo financiero y organizativo. La Confederación Española de la Pequeña y Mediana Empresa ha subrayado que estas compañías carecen de la flexibilidad que tienen las grandes corporaciones para reemplazar personal, lo que las deja en una posición frágil.
En un momento en el que la productividad y la innovación deberían ser los motores del crecimiento, el incremento de las bajas laborales funciona como un freno. Los empresarios reconocen que, más allá de las causas médicas legítimas, también se producen disfunciones burocráticas y vacíos normativos que prolongan innecesariamente las ausencias.
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