¿Jornada de trabajo? Eso no va conmigo

¿Jornada de trabajo? Eso no va conmigo
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La mayoría de trabajadores españoles tienen que desplazarse a diario a un lugar físico a desempeñar su actividad y, casi siempre, con la misma hora de entrada (aunque, muchas veces, no se puede decir lo mismo de la hora de salida). Los más viejos del lugar lo consideran una obligación: acudir a tu puesto de trabajo para ganarte la vida y no moverte del sitio hasta que suene la campana que señala el fin de la jornada laboral.

Sin embargo, los nuevos trabajos nacidos al calor de las nuevas tecnologías han cambiado el paradigma del necesario presentismo por completo. El teletrabajo se ha instalado como una alternativa real a los trabajos que requieren presencia física, y los horarios flexibles se consideran una necesidad, especialmente entre los más jóvenes, los conocidos como millenials.

Se trata de personas nacidas entre la década de 1980 y los principios de este siglo y también de este milenio, razón por la cual son conocidos como la Generación del Milenio o Generación Y. Estos jóvenes esperan de su trabajo que sea desafiante, creativo, dinámico y, sobre todo flexible, entendiendo como tal aquel trabajo para el que no sea necesaria una localización física específica ni un horario predeterminado ni fijo.

Las organizaciones, por su parte, deberán anticiparse lo antes posible a estos cambios y modificar sus estructuras organizativas con el objetivo de dar cabida a esta demanda. Aquellas que sean menos flexibles serán las que pierdan empleados. Pero no es algo negativo, ni mucho menos.

Por ejemplo, desde que Vodafone implantó el horario flexible hace seis años, consiguiendo mejorar el ambiente de trabajo y la motivación de sus empleados, habiendo incrementado su productividad en un 20%. El horario flexible puede, por tanto, beneficiar a la plantilla, a los equipos y a los clientes, especialmente si se trabaja en entornos internacionales con diferentes franjas horarias.

En definitiva, adaptar nuestras organizaciones a los cambios en las necesidades de los trabajadores se convierte en una obligación. Si no lo hacemos, condenaremos nuestra empresa al mayor de los ostracismos, al no haber sido capaces de responder a las demandas sociales. Y es que de nada sirve comercializar un producto o servicio con buena calidad si no conocemos cuál es la realidad social de nuestro entorno.

En Pymes y Autónomos | Cómo incorporar a los millennials en tu organización

Imagen | StartupStockPhotos

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