El camino más rápido cuando un empleado no hace bien su trabajo o ha cometido algún error es reemplazarlo por otro. Pero, ¿es el despido la mejor opción cuando un empleado no hace bien su trabajo? Al fin y al cabo significa abrir otro proceso de selección, encontrar a otra persona, formarla y esperar a que no cometa los mismos errores.
Esto tampoco es una garantía, puesto que si ya nos hemos equivocado una vez en la elección de los candidatos, podemos volver a hacerlo. Además vamos a incurrir en más gastos de personal si tenemos que despedir, indemnizar, etc. Pero aunque sea por finalización de contrato, la nueva incorporación tendrá que pasar su periodo de adaptación hasta que alcance el 100% de su productividad.
Es importante evaluar dónde ha estado el error. En algunos casos lo que necesita este empleado es formación y herramientas para hacer mejor su trabajo. Muchas veces lo que estamos pidiendo simplemente no está a su alcance por este motivo. En este sentido ponerle a trabajar codo con codo con otros empleados que están haciendo un buen trabajo puede ser una buena solución. Se trata de enseñarle a trabajar bien.
También es muy importante la motivación en el trabajo. Si la motivación para hacer bien su trabajo es únicamente no perderlo, es complicado que con el tiempo no acabe cayendo en la desidia, a la ley del mínimo esfuerzo, que es una situación complicada de revertir, sobre todo si no se pone remedio en fases iniciales.
En todo caso siempre debemos evaluar si la mejor solución es el despido o la finalización del contrato. Hay situaciones que no tienen vuelta atrás y la empresa simplemente no puede dar al empleado lo que espera de ella. En otras ocasiones, una formación adecuada, herramientas para que su trabajo sea efectivo y una política de incentivos adecuada supondrá la solución a este problema.
En Pymes y Autónomos | Falta de formación y pérdida de oportunidades
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