Cuando se habla de la Seguridad Social, pensiones, cotizaciones, etc. se piensa fundamentalmente en aquellos que ahora están cobrando prestación. El jubilado de hoy, al que no le suben la pensión y ve como cada día le llega menos o el cotizante de hoy, al que se le exige un poco más de esfuerzo. El problema es el saldo negativo del sistema. Y es que la Seguridad Social no levanta cabeza, saldo negativo de casi 5.000 millones pero es una buena noticia.
Porque el año pasado era de casi 6.000 millones, en concreto 5.998,35 millones obtenidos en el mismo periodo del ejercicio anterior, según los datos de ejecución reflejados en el Sistema de Información Contable de la Seguridad Social. Esto implica una mejora importante en los ingresos y el equilibrio del sistema, pero representa un peligro a largo plazo.
El cotizante de hoy, al que se le está pidiendo un esfuerzo no tiene asegurada su pensión de mañana. Al menos no como la conocemos hoy en día. Y mientras no se aborde el problema que representa la financiación de la Seguridad Social de forma global, todo esfuerzo extra que se solicita será muy mal recibido.
Un ejemplo lo tenemos en las cotizaciones de autónomos y reforma del RETA. Se solicita un mayor esfuerzo a cambio de mejorar su pensión de jubilación en el futuro, algo que está muy en el aire. Y esto además para un régimen, el del RETA que no es responsable del grueso del déficit del sistema.
En realidad el problema está en las pensiones y prestaciones no contributivas, donde también se incluyen los complementos a mínimos de las pensiones contributivas de muchos autónomos que en global alcanzan un importe de 7.403,44 millones de euros. Y si esto no se soluciona será complicado que el cotizante actual esté dispuesto a realizar un mayor esfuerzo.