No soy tu enemigo, soy tu socio de negocio

No soy tu enemigo, soy tu socio de negocio
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Cuando se lanza una empresa es habitual que cuente con servicios o bienes que le proporcionan terceros para poder desarrollar su actividad. Y también es habitual que se confundan los términos, especialmente si algo no sale tal y como teníamos pensado. Porque no somos enemigos somos socios y se establece una relación donde ambas partes salen beneficiadas si todo funciona bien.

La primera confusión que suele producirse es que por establecer una relación comercial se piense que somos sus empleados. Colaboramos juntos, se presta un servicio en relación a un contrato pactado. Pero esto no implica exclusividad ni dedicación a tiempo completo en muchos casos, especialmente si no se ha pactado expresamente en el contrato.

Esto puede dar lugar a tensiones, especialmente en el arranque del negocio, cuando todo parece un caos y necesitamos abrir lo antes posible para comenzar a facturar. Cuadrar agendas y que todo esté listo puede ser una quimera que genere tensiones y acabe por lastrar la futura relación.

Tampoco se puede exigir que tu socio esté allí siempre cuando tu quieras. Hay que ser realistas y pensar que no somos los únicos clientes. Siempre se piensa de forma egoísta, pero es fundamental no trasladar los problemas que nosotros hemos tenido a nuestros socios. La coordinación de todas las partes es complicada y hay que saber tener mano izquierda para convencer a todos para que atiendan nuestras peticiones.

Estas tensiones pueden llevar a la ruptura comercial, algo que puede ser mucho peor, ya que si estamos en una situación de necesidad, partir de cero con otro socio es un problema. Por eso es necesario no confundir ser exigente con el servicio con imponer un yo pago, yo mando. Si nuestro socio se cierra en banda, el problema será mucho mayor y la situación se puede volver irreversible.

Ambas partes tienen que poner de su parte. Todos deben asumir su parte de responsabilidad, y sobre todo, no trasladar sus problemas a la otra. Por eso es muy recomendable realizar reuniones de forma periódica, donde pasado el momento de estrés se pueda analizar cómo mejorar la relación comercial entre ambas partes.

Imagen | rawpixel

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