Empresarios, emprendedores, hobbies y otras consideraciones

Empresarios, emprendedores, hobbies y otras consideraciones
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HOY SE HABLA DE

Ayer, en el día del emprendedor, participé en un coloquio en el que varios emprendedores contaban el proyecto en el que están trabajando y se estableció un debate posterior sobre las dificultades que tienen los emprendedores en general para desarrollar esos proyectos. En un momento del debate, se estableció una polémica sobre la diferencia entre un hobby y un negocio.

Por supuesto mi intención no era, ni es, juzgar a los intervinientes ni sus proyectos. La cuestión que quiero poner de manifiesto es que por muy buena que sea la idea, por muy innovador que sea el desarrollo y por mucho empeño que le pongamos nadie apostará por nosotros si no hay definido un negocio y eso viene determinado por la rentabilidad. Podemos dedicarle trabajo, tiempo y hasta dinero, pero detrás de todo ello debe haber un retorno y eso, en el mundo de la empresa, se mide en beneficios.

Yo no prejuzgo, mi trabajo siempre ha sido observar, escuchar, analizar, dar una opinión y, si me lo piden, aconsejar. Pienso que debemos dar un paso más, no son necesarios emprendedores, lo que hacen falta son empresarios. El empresario lleva implícito su carácter emprendedor, pero no todos los emprendedores tienen asimilado que ahí fuera lo que sobran son ideas y lo que faltan son negocios, el emprendedor debe transformarse en empresario, es esencial que dé ese salto.

Para los que tenemos hijos, los nuestros son los mejores, los más guapos, los más listos. Para los que tenemos una empresa, la nuestra es la mejor y estamos seguros, cuando entregamos un presupuesto, que no habrá ninguna otra que pueda igualarle al cliente nuestra oferta, lo tenemos todo, calidad, precio. Después la realidad es que ni nuestros hijos son los más guapos, que siempre habrá algún otro más listo que los nuestros y que la oferta de nuestra empresa no es la mejor y el cliente se lo lleva otro.

El emprendedor, mejor dicho futuro empresario, está muy involucrado en su proyecto, vive 24 horas al día su evolución, su idea es genial, su desarrollo impecable, pero… el resto de la gente no lo ve así, entonces algo falla. Luis Piedrahita, en un monólogo, hablaba de lo interesante que sería vender extintores a los esquimales porque estaba seguro de que en ningún iglú hay extintores y un incendio en el polo tendría unas consecuencias desastrosas. ¿Alguno de vosotros invertiría en una empresa de extintores en el polo?

Después interviene un empresario que tiene un modelo de negocio que funciona y es rentable, cuenta que encontraron varios inversores interesados y la gente le mira con sorpresa, ¡encontraron inversores y hasta con facilidad! ¿cómo puede ser? Cuenta que, en ese momento, su empresa esencialmente era eso, una empresa.

Había un equipo detrás donde cada uno era especialista en un área determinada, estaban muy convencidos de que ese negocio iba a funcionar pero además tenían armas para convencer a los demás de que así sería. Un modelo de desarrollo, de gestión y de marketing y comercial definido, con capacidad para detectar los puntos fuertes, las debilidades y los errores y trabajar en ellos. Entonces uno piensa, no hay ningún secreto, si el camino está tan claro, ¿por qué nos empeñamos en desviarnos?

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