Cuando no existe grado de pertenencia en la empresa

Cuando no existe grado de pertenencia en la empresa
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Algunas marcas de productos lo consiguen. Sus clientes terminan formando parte de una comunidad. Un milagro que va más allá del consumismo puro y duro. Se crea un grupo con unos intereses similares y el grupo se identifica y defiende a la marca. Un sueño.

En las empresas tratan de hacer lo mismo. Ellas persiguen el objetivo llamado: salario emocional. Ese que no se traduce en dinero pero sí en una satisfacción que va de la mano de un sentimiento positivo hacia el lugar donde se trabaja. Confianza, buen ambiente, el buen nombre de la organización en el sector. Pero ¿existe ese grado de pertenencia en estos momentos?

Pongamos un ejemplo. Te contratan en una empresa y te tienes que dar de alta como autónomo, empiezas a impartir clases en un colegio y cuando los alumnos se han encariñado contigo y van mejor en la asignatura se acabó tu contrato, formas parte de una plantilla de carteros, sabes que irás a la calle en breve, apenas tienes tiempo de memorizar calles, conocer a los vecinos: tu calidad de trabajo es baja.

La pertenencia a la empresa pasa por tener la tranquilidad de saber que te vas a quedar en ella, al menos un tiempo razonable.Si tu mente está pendiente de los días o semanas que te quedan para comenzar a buscar otro trabajo, de nada servirán las mejoras en el ambiente laboral, un gasto extra en la comunicación interna, el trabajador, al menos este perfil no se sentirá parte de ninguna comunidad.

¿Cómo puedes pertenecer a un grupo si cuando estés listo para aportar soluciones te tienes que marchar? La motivación es otra herramienta que se emplea para retener el talento, no sólo a través de acciones relacionadas con el ocio sino con la mejora en la formación del trabajador.

Las ideas son positivas. Razonables. Toda empresa debería apostar por retener a un trabajador que se implique, pero de nada sirve hacerlo con unos pocos y a los demás tenerlos de paso. Alguien que está de paso no se va a fijar en las bondades que vea en su entorno. Sólo pensará en su partida.

Las empresas con un nivel bajo de pertenencia por parte de sus empleados no crecerá al mismo ritmo que otras. A las personas no les va a importar si se produce más o menos, trabajarán por su salario y su único objetivo será cumplir las horas y marcharse a casa.

Invertir en las capacidades profesionales, es decir, dar protagonismo al empleado es el único camino para que una empresa despunte,con contratos que desaniman desde el día uno, el sentido de pertenencia no existe.

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Imagen|Groume

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