Cómo volver a motivarte en el trabajo

Cómo volver a motivarte en el trabajo
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Verídico, espero a un fontanero durante dos semanas. Sabe que el problema es serio pero dice tener mucho trabajo y el teléfono estropeado. Y yo, le creo. Todos tenemos profesionales en estos oficios a los que conocemos de toda la vida.

El día D llega, y por fin va a reparar algo que le generará dinero y que a mí me beneficiará. Es decir, no viene a mi hogar a que le trate mal, a que le pague con retraso o a ver una mala cara, sin embargo no para de protestar y de quejarse de todo el trabajo que tiene. De que apenas viene por mi barrio, porque no le gusta. Y que está harto de todo. ¿Conclusión? La próxima vez, no le llamaré.

El derecho a tener un mal día en el trabajo

No siempre es fácil mantener el interés en el entorno laboral. Unas veces por cansancio, otras por desmotivación, porque sencillamente no te gusta lo que haces o, no te entusiasma tu oficio y lo haces sólo por un objetivo: ganar dinero.

Y no, no se trata de apostar por esa corriente de positivismo absurdo, sino de que si tratas a un cliente con desgana, le ofreces un servicio correcto (con retraso) y le tomas por tu psicólogo cuando:

  1. Tienes un empleo.
  2. Tu queja va de la mano de la cantidad de clientes que has de atender.
  3. Estás quemado y decides desahogarte con tu cliente.
  4. No dudas en hablar mal del lugar al que acudes a trabajar y donde te van a pagar, sólo porque te gustan más otras zonas.
El entusiasmo es el mayor bien que puedes poseer; porque te puede llevar más lejos que el dinero, el poder o la influencia. Dada Vaswani.

Todos tenemos derecho a tener un mal día en el trabajo. Pero si hay una máxima que cumplir, es la de que el cliente no tiene la culpa de tus desdichas. Aunque le conozcas desde hace años. Comprobar que se está recibiendo un servicio como si fuera un favor, genera un flaco favor a la imagen del profesional y a la confianza que había depositada en él.

Recuperar el entusiasmo por tu trabajo, será positivo para todos

El entusiasmo es la fuerza que nos impulsa a luchar por nuestros objetivos. Sin entusiasmo no hay energía y, sin energía, el bloqueo y la inacción hacen acto de presencia. Romper con esta tendencia es posible al cambiar nuestra actitud y estrategia ante la vida tanto en lo personal como en lo profesional.

Cuando llevamos una vida rutinaria, es más difícil mantener el entusiasmo y mucho menos las ganas por acudir a nuestro empleo.

Intentar mejorar lo que haces de la mano de aprender cosas nuevas, reciclarte, leer, comprobar qué hacen otros profesionales. De hecho, se me ocurre al responsable de Domoelectra como el ejemplo de un trabajador que ha sabido amoldarse a los nuevos tiempos. Y va sobrado de entusiasmo y buen talante.

Tú también eres capaz de cambiar sin cambiar de trabajo

El principal artífice de tu estado de ánimo eres tú. Si piensas en clave negativa constantemente, estarás muy limitado. Si haces todo lo contrario: "Soy capaz, estoy preparado", ganarás en motivación y en entusiasmo. La clave está en dirigir tu mente, y no dejar que ella te dirija a ti.

Poner entusiasmo en todo lo que haces, incluso en las tareas cotidianas te hará ganar alegría y motivación. Sólo hay que observar a personas que tienen trabajos muy rutinarios que te reciben con una sonrisa y tienen herramientas para convertir su día a día en una aventura. En algo diferente para sentir que su trabajo y lo que hacen por los demás es importante y especial.

En Pymes y Autónomos|Causas de la desmotivación

Imagen|Pixundfertig

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