Blancanieves y los siete mandamientos de atención al cliente

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En los largometrajes de Disney siempre se ha dado por hecho la existencia de un mensaje subliminal más o menos claro o acertado. Existen múltiples ejemplos por ahí realmente llamativos, algunos muy evidentes y otros no tanto.

Pues siendo un poco retorcidos, también podemos encontrar enseñanzas en estos largometrajes de animación para aplicarlos a la gestión empresarial y al área del management. El último artículo que me ha resultado bastante curioso en este extremo relaciona los nombres de los siete enanitos de Blancanieves con los siete mandamientos en la atención al cliente.

Bonachón. Ser cordial no implica que me cuentes un chiste cada vez que vaya a tu negocio. Basta con ser amable, sin caer en la pedantería excesiva o en la gracia fácil que sólo te ries tú. A trabajar con cuidado esta actitud.

Feliz. En línea con el anterior, si yo trabajo en una funeraria, a la persona que entre por la puerta para encargarme el sepelio de su ser querido no le va a caer muy bien si yoesoty con una sonrisa de oreja a oreja o con risa contagiosa. Se puede ser agradable y cordial, transmitir pero en las dosis adecuadas, sin excesos ni defectos.

Tímido. Hablar en su justa medida. Ni quedarte callado frente a preguntas ni inundad a nuestro cliente o interlocutor con un monólogo de besugos que hace que pierda la atención de mala manera.

Sabio. El peor de todos para actuar cara al público. Aunque tengas muy claros los conocimientos y los domines a la perfección no proporciones un asesoramiento si no te es solicitado y menos aún no te compliques la vida discutiendo sobre temas tangenciales por más razón que creas que llevas, aunque tengas la seguridad absoluta que el interlocutopr está equivocado.

Gruñón. Si antes de que el cliente abra la boca ya estamos protestando por cualquier cosa, por el frío que hace, por el dolor de huesos o por lo lejos que está el artículo que nos han pedido, mal vamos a comenzar la venta. Olvida las quejas para los momentos de diálogo frente al espejo. Dan mejores resultados.

Dormilón. Si estás cansado y apático, con la mente en otra parte, dificilmente podrás antender las demandas y exigencias de los clientes, sean más simples o más complejas. Esta apatía o cansancio primaveral hay que erradicarla siempre.

Mudito. Y éste ni que decir tiene que depende de la situación. En muchas ocasiones, en boca cerrada no entran moscas, pero no abrirla tampoco no nos va a traer nada bueno.

Como conclusión, podemos afirmar que simplemente basta con que seas tú mismo, sin abusar de ninguna de tus virtudes e intentando disimular lo máximo posible los defectos. En la diversidad de la gente se encuentra la belleza de los negocios y cada persona es un mundo.

Vía | Expansión y Empleo
Vídeo | Youtube
en Pymes y Autónomos | El cliente siempre manda y tiene la razón

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