La seguridad en las empresas, entre el empleado torpe y el empleado demasiado listo

La seguridad en las empresas, entre el empleado torpe y el empleado demasiado listo
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Cuando en las empresas no se aplica una política totalmente restrictiva en los accesos, a Internet, a los puertos USB, etc. para mantener la seguridad bajo control, ésta depende en gran medida de los comportamientos de los usuarios. En este caso podemos ver varios tipos de usuarios, que abarcan desde el empleado torpe hasta el empleado demasiado listo.

El objetivo que debemos intentar conseguir es que todos los usuarios se comporten de la misma manera, aplicando los criterios marcados por la empresa, sin necesidad de implementar medidas de seguridad adicionales. Si tenemos que conectar una unidad USB, por ejemplo, para sacar algún documento, tenemos la opción de pedirla al departamento de sistemas para que nos proporcione una autorizada, o solicitar permiso para usar la nuestra previamente analizada.

Cómo reaccionan los usuarios

Vamos a plantear una hipótesis de lo que haría el usuario con menos conocimientos, el usuario torpe, dicho con todo el cariño. En este caso, lo más probable es que una vez proporcionada la unidad USB por el departamento de sistemas, se quede parado cuando la detecta el ordenador o automáticamente el antivirus la analiza o no se inicia el autorun y no ofrece que hacer. El resultado en estos casos de puede resolver de dos maneras: pide ayuda a un compañero para que le ayude a grabar los archivos o se lo pide directamente al departamento de sistemas.

El usuario demasiado listo, el que tiene más conocimientos informáticos que la media, lo más probable es que introduzca su propia memoria USB, en caso de que los puertos no estén bloqueados. No la analizará “porque el útiliza el sentido común, no navega por páginas que no debe o utiliza Linux o Mac y no hay virus en estos sistemas”.

Tanto un usuario como otro suponen un problema para la empresa y en ambos casos se resuelve de la misma manera, con la formación adecuada. Claro que en ambos casos ésta no debe ser igual. Al usuario con menos conocimientos hay que quitarle miedos, pero al usuario con más conocimientos hay que inculcarle que en la empresa no se puede comportar igual que en su casa, por muy avanzado que sea.

Este usuario también suele plantear algún inconveniente a utilizar las herramientas corporativas si piensa que puede ser más productivo o ahorrarse trabajo utilizando otras que conoce. En ocasiones, les cuesta asumir que la empresa tiene que pensar a nivel global para permitir el uso de determinadas herramientas, que a nivel particular son muy sencillas de implementar, pero no tanto a nivel de toda la organización.

Usa los conocimientos para el bien, no para el mal

Lo ideal sería que el propio usuario avanzado se convierta en soporte para sus propios compañeros, facilitando de esta manera las consultas más básicas sin que tenga que saturarse el propio servicio técnico de la empresa. Además, de esta manera ganamos en agilidad en la respuesta.

Aprovechar los conocimientos y el capital humano que tiene nuestra empresa es clave para conseguir optimizar los recursos. Los empleados que tienen más conocimientos pueden ser de gran ayuda, pero también se les debe incentivar, para que estos conocimientos y la ayuda que puedan prestar a sus compañeros, no se conviertan en una carga.

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Imagen | mensatic

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