Según vamos avanzando en las tecnologías se va mejorando el proceso de adaptación a la facturación digital, de forma que poco a poco van siendo más eficientes los sistemas tanto a la hora de digitalizar facturas en papel como de crearlas directamente en formato digital. Parece un proceso irreversible pero todavía muchas empresas se preguntan si la gestión de la facturación, ¿digital o tradicional?.
Y la verdad es que la pregunta no tiene una respuesta fácil puesto que todavía estamos en un momento de transición en el cual las empresas que tienen que presentar facturas a la administración están obligadas a presentarlas en formato electrónico, pero en el caso de las pymes muchas todavía no utilizan este medio para gestionar su facturación.
Por no hablar del ciudadano de a pie que aún mira con recelo todo lo que tiene que ver con la facturación electrónica, en parte porque las grandes que han adoptado esta solución de forma masiva no saben vender sus beneficios para los clientes, y no repercuten los mismos al cliente final. Por lo tanto todavía muchos siguen reclamando la facturación tradicional. Según afirma Kyocera el ahorro de tiempo entre ambos sistemas es de un máximo de 10 minutos que ahorraríamos entre tramitar una factura de manera tradicional y electrónica, lo que nos llevaría a un ahorro de 50 horas para una empresas que tramita mensualmente 300 facturas, lo que equivale a un total de 75 días laborables a lo largo del año.
Aunque este tipo de afirmaciones hay que ponerlas en cuarentena, puesto que forman parte de la información promocional de una solución de digitalización de la propia marca, en Tecnología Pyme ya hemos evaluado los beneficios de adoptar la facturación electrónica para las empresas con importantes ahorros en coste por factura y en productividad en la gestión.
Las soluciones de digitalización documental de facturas son la alternativa adecuada una vez dado el paso hacia la facturación electrónica. Esta opción nos permite pasar a formato electrónico las facturas que hemos recibido de otros proveedores o clientes que no tienen todavía toda la facturación electrónica. Es una opción que nos permitirá, además, digitalizar toda las facturas que debemos conservar a efectos tributarios.
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