Cuando creamos un negocio, y con trabajo, esfuerzo y paciencia vemos que finalmente florece, se nos plantean dos alternativas diametralmente opuestas, por un lado continuar con él, viéndolo madurar a cada paso y arriesgándonos a que en un determinado momento las circunstancias puedan cambiar en un determinado momento. Y en otro caso, siempre existe la opción de hacer caja, ya sea de manera parcial permitiendo la entrada de nuevos accionistas, o venderla a su totalidad al mejor postor.
Un ejemplo reciente de esta segunda opción es lo que ha sucedido a la compañía de aplicaciones móviles Summly, regentada por un joven británico de tan solo diecisiete año llamado Nick D'Aloisio, y que acaba de vender su empresa a Yahoo. Algo cuanto menos curioso dada la juventud de este empresario y el potencial crecimiento que se asocia a los proyectos de este subsector de la tecnología.
Si pensamos en las razones que pueden inclinar a alguien a vender su negocio en las primeras etapas de su desarrollo, podemos apuntar las siguientes:
Carestía de expectativas de crecimiento futuro: tal vez su fundador haya pensado que no se pueden incorporar nuevos impulsos que le permitan un horizonte próspero a medio y largo plazo, razón por la cual haya decidido hacer caja y marcharse.
Focalización de los esfuerzos en otro proyecto: posiblemente haya detectado un nuevo nicho de negocio y quiera reorientar sus esfuerzos y recursos para la consumación de este segundo proyecto.
Falta de ambición: cuando no se sienten los logros alcanzados como la puerta hacia la consecución de retos mayores, conformándonos con los hitos que se han rebasado.
Escasa madurez empresarial: al no comulgar con la creencia de que debemos cuidar a nuestra empresa y promover su desarrollo constante a lo largo del tiempo.
En el caso particular de la venta de Summly no han transcendido detalles, y resulta complicado hacer pronósticos respecto a cuáles han sido las causas que han podido conducir a esta decisión. Pero si alguien se encuentra en esta situación, lo más recomendable resulta analizar las distintas opciones con detenimiento, evitando en todo caso el precipitarnos y el tomar decisiones con un horizonte de corto plazo.
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