Mercenarios sin miedo ni vergüenza de serlo

Mercenarios sin miedo ni vergüenza de serlo
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En algunas ocasiones y en esta misma tribuna he hablado de la necesidad de poner ilusión, implicación y pasión en todo lo que hacemos, por supuesto (y es de lo aquí trato, también en lo profesional), y hoy quiero corroborar todo ello pero desde otro prisma, hoy quiero abogar por todo ello pero sin que perdamos de vista que (para mi) todos somos mercenarios.

Y cuando digo mercenario quiero quitarle toda aquella connotación negativa que para la mayoría de personas tiene tal término, muchos consideran ofensivo ser o denominarse mercenario y yo lo considero un valor. Esta muy bien y es muy bonito decir que nos dedicamos a nuestra empresa o profesión porque es nuestro sueño, porque nos apasiona o porque nos sentimos realizados, y si bien todo eso es cierto, también lo es que todos lo hacemos por dinero o por un bien propio, y sin que ello para nada tenga que ser negativo.

No nos engañemos implicación, pasión e ilusión son factores indispensables para desarrollar cualquier proyecto, personal y también profesional, empresarial o incluso de índole caritativo, pero no nos engañemos de no sacar un beneficio personal de ello ninguno de nosotros se dedicaría a tal menester, ni el más bueno de los samaritanos si formando parte de una ONG (otra forma de empresa) que cuidase a niños desvalidos no se sintiese bien interiormente haciéndolo no lo haría, es decir en ese caso no lo hace por un beneficio económico, pero si por un beneficio propio que redunda en un beneficio comunitario, es ideal, yo lo encuentro fantástico, un bien común a través de un bien propio que se convierte en un bien para todos, pero muchos querrán negar (o llamaran egoísta) a esta forma de entenderlo.

Y si cualquier ámbito es así, ¿porque no iba a ser así el empresarial?, para montar un negocio propio podremos tener muchas motivaciones y algunas podrán ser altruistas pero una vez más no nos engañemos, sino saliésemos beneficiados haciéndolo no lo haríamos, no somos ni tontos ni hermanitas de la caridad (que incluso ellas lo hacen por un beneficio propio para su congregación), ninguno de nosotros se arriesgaría ni dedicaría su vida a algo solo por amor al aire, pensar eso es pura fantasía, pura ilusión.

Un detalle al respecto que siempre me ha hecho gracia, cuando a un empleado se le pide “implicación en el proyecto”; por supuesto que tiene que insistir esa implicación, pero una vez más su implicación también ira en consonancia con los billetes que cobre a final de mes, y no es negativo tampoco, yo por ejemplo me fío más del que viene y me dice “me gusta su proyecto y quiero formar parte de él porque me gusta y porque quiero sacar un beneficio de participar en el”, que no el que viene y me jura amor y fidelidad eterna porque cree en el proyecto ciegamente, ese el primero que luego me dará la estocada.

Y sobre esto ultimo, siempre me ha resultado curiosa aquella pregunta que te realizan algunos portales de empleo relacionadas con si uno esta activo buscando ofertas, yo por ejemplo ya hace años que no trabajo para otros ni me planteo hacerlo, pero nunca puedes decir que estas fuera del mercado, por muy bien situado por tu cuenta que estés o aunque estés como directivo en la mejor de las compañías, es irreal, las propuestas siempre se escuchan, luego se decidirá si nos interesa o no, pero tampoco nos engañemos, en esta vida todo es negociable, menos (por lo general) la muerte y lo profesional no iba a ser una excepción, ¿pues usted por muy bien situado que este renunciaría a una propuesta interesante?, uno esta o va donde mejor le tratan y mejores condiciones le ofrecen, más sinceramente dicho, donde más le pagan, lo contrario, solo sucedía en algún capitulo de Heidi.

Resumiendo, ser fiel a un proyecto empieza por ser fiel a uno mismo y personalmente ya me perdonaran, pero yo me considero mercenario, un autentico mercenario, un mercenario que presta sus servicios al mejor postor, en este caso a mi mismo y a mis clientes, un mercenario fiel a la causa, mientras la causa le sea rentablemente fiel, un mercenario que solo es fiel a su proyecto y a los que contribuyen generosamente en la consecución del mismo.

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