El encantador de Ni-Nis

El encantador de Ni-Nis
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HOY SE HABLA DE

Todo el mundo habla de la generación perdida. Sobretodo de esos jóvenes que aún perteneciendo a la juventud más formada de la historia de nuestro país ha decidido “ni estudiar, ni trabajar”.

En algunos momentos estos jóvenes, arrastrados por diversos factores, experimentan ciertas experiencias laborales en puestos de baja cualificación (por no disponer formación para aspirar a más) y entonces el encargado de almacén (por ejemplo) se da cuenta de que no tiene opción: los indices de permanencia son mínimos y para manejar esta mano de obra tiene que convertirse en un auténtico encantador de ni-nis. ¿Cómo trabajar con estos jóvenes “perdidos” sin morir en el intento?

Ante todo tenemos que tener claro que nosotros también somos ni-nis, pero en este caso “ni padres, ni colegas”. Os voy a explicar los conocimientos que me han llegado al respecto.

Quiero comenzar con una aclaración: Cuando hablamos de ni-nis no creo que estemos hablando de una generación. Estamos hablando de jóvenes perdidos que viven sin objetivos profesionales y anteponen la diversión a su propio desarrollo. Esto es una situación que puede revertirse por voluntad de la persona. De igual modo contamos con una generación (ahora sí) que cuenta con más oportunidades que nunca para formarse y están muy preparados aunque con pocas expectativas laborales por la situación de crisis que sufrimos. Este post habla del primer grupo y no pretende ofender sino ayudar al responsable que debe trabajar con ellos en algunos momentos concretos.

Un jefe siempre debe ser un jefe (no debe tratar adoptar un papel paternalista ante estos casos pues precisamente están acostumbrados a lidiar con figuras de autoridad de ese estilo) y lo más importante son los resultados del desempeño sea cual sea. Cuando traen un ni-ni para trabajar en un equipo tenemos que esperar ciertos comportamientos que pueden afectar a la moral y el ambiente del equipo (la mayoría de las veces no nos daremos cuenta de si lo son hasta que no surja el primer conflicto). Y digo “esperar” pero no “tolerar”.

¿Por qué traen “ni-nis” entonces? En puestos de bajo perfil profesional suelen llegar curriculums de bajo perfil. Actualmente estamos llegando al punto en que cada vez se presentan mejores curriculums para puestos de bajo perfil, pero entonces no encajan con lo que se busca (no quiero entrar en demasiado detalle pues esto da para otro post y nos saldríamos del tema). Por otro lado es muy difícil diferenciar a un ni-ni de un simple joven sin experiencia laboral mediante entrevista ya que se tiende a enmascarar la actitud real ante las obligaciones (Y eso cuando quieren trabajar para alcanzar algo de dinero. No son extraños los casos en que ellos mismos se bombardean para no ser aceptados).

Los famosos “ni-nis” son personas acostumbradas a acaparar la atención en su ambiente. Siempre han realizado lo que han deseado hasta el punto de frenar su desarrollo personal y profesional (pasando por encima de la autoridad de sus propios padres en muchas ocasiones), por tanto, no podemos esperar que de entrada desee trabajar por el bien de la empresa. Seguramente lo único que quieran en un principio es el dinero que les proporcione cierta independencia respecto a su familia.

Si tenemos que trabajar con ni-nis y no sabemos gestionarlos podemos sufrir situaciones de amotinamiento, bajo rendimiento, ausencias imprevistas e incluso brotes violentos entre ellos por la falta de costumbre de trabajar en equipos organizados. Debemos recordar nuestra posición y actuar sin vacilación. Ordenes cortas, sin posibilidad de réplica, con tono firme y consecuencias cuando no se realice correctamente el trabajo (podemos actuar como tutores laborales pero nunca como iguales. Somos el elemento de autoridad y orden).

Ante la perspectiva de una llegada continua de este tipo de perfiles cualquiera puede desmotivarse pero también puede convertirse en orientador profesional. Lo más probable es que descubramos que muchos de esos chicos y chicas no son tan desastre como se les pinta. Simplemente han tomado malas decisiones.

La mayoría de las veces son personas que quieren trabajar en puestos para los que no se han preparado y en el momento en que comienzan a trabajar en el almacén (ejemplo nuevamente) algo se mueve en ellos. Si el jefe se comporta como he descrito estos jóvenes o querrán prosperar, mejorar y ganar más mediante el trabajo o querrán simplemente marcharse (desaparecen o renuncian). Aquí estamos para trabajar y si no quieren trabajar no deben estar aquí, así que todos contentos.

Nos interesan los que quieren mejorar así que para realizar el filtro debemos explicar la ruta de desarrollo personal que pueden alcanzar desde su posición con la formación y antigüedad necesarias para conseguirlo. Promover la formación interna y externa (por ejemplo: cursos de carretillero e incluso de administración para puestos superiores a los que pueda llegar) así como situar gráficos de carrera o ruta profesional en la propia empresa donde se hable de niveles salariales. Estos gráficos pueden ayudar a que se marquen unos objetivos y si además les damos las herramientas necesarias la motivación y ganas de trabajar aumentarán.

Por tanto: un comportamiento serio y profesional del encargado junto con una exposición del futuro y cómo llegar a él puede cambiar la situación notablemente. Nos interesa que los empleados mejoren y quieran desarrollarse con nosotros… corregir los errores que cometieron en sociedad desde dentro de la empresa pero estos esfuerzos son vanos con gente que simplemente no quiera estar en su puesto. La actitud paternalista, en mi opinión, puede enquistar al personal que simplemente “aguanta mientras puede” por el salario.

Aquellos que aprovechen las ventajas que ofrecemos caminarán por primera vez viendo un objetivo que nunca se habían planteado y notarán que la empresa les acompaña y desea su éxito desde el desempeño. De este modo algunos no solo perderán un “ni” sino que es posible que también pierdan el otro. La función social puede tener cierta relevancia pero no olvidemos que estamos hablando de empresas y los niveles de tolerancia van directamente unidos al rendimiento.

Eso si, no debemos desmotivarnos si vemos que esto no funciona con muchos de ellos pues el éxito radica siempre en uno mismo y si ellos no quieren dar de sí... nadie puede arreglarlo. Recuerden siempre la frase de Robert T. Kiyosaki: “El fracaso derrota a los perdedores e inspira a los ganadores”. Paciencia, aveces no hay otra solución.

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Imagen | Germán R. Udiz

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