La edad como impedimento para crecer profesionalmente

La edad como impedimento para crecer profesionalmente
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Eres muy mayor, buscamos un perfil con experiencia, la cuestión es que para algunos trabajos somos jóvenes y para otros, demasiado mayores. La edad es relativa y depende de cada persona. Hay ancianos con 30 años y jóvenes de 60. ¿La razón? La edad no es un impedimento para ser feliz, pero tampoco para contar con una actitud llena de energía y vitalidad en el trabajo.

Si bien es cierto que en la mayoría de ocasiones las empresas son las encargadas de dejar escapar talento por guiarse por unos baremos absurdos, en otras, somos nosotros los que nos ponemos el obstáculo.

De los 20 a los 30, ¿el riesgo como lema?

Si partimos de la base de que cada edad tiene unos retos y fórmulas diferentes, asumiremos que podemos aumentar nuestra felicidad y autoestima. De los 20 a los 30 todo es nuevo e intenso, pero las dudas comienzan a surgir sobre uno mismo. Es el momento de experimentar, viajar, estudiar, y sobre todo, de arriesgar. ¿Pero son todos los jóvenes en ese intervalo de edad iguales?

Sería arriesgado afirmar que sí. Hay jóvenes conservadores, y para muestra, esa encuesta que afirmaba que el sueño de muchos es ser funcionario.

Es una opción como otra, y elegir trabajar para el Estado puede conllevar una felicidad y libertad que otros compañeros no tienen.

De los 30 a los 40, ¿una década decisiva?

Según la norma, según dicta la sociedad es un momento para tener pareja, hijos, se asumen retos y responsabilidades. ¿Se aprende mucho? También es relativo, hay personas con 40 años que no saben nada de la vida puesto que si no han tenido ningún problema vital, su existencia se puede considerar casi similar al de un joven de 25.

No todo el mundo opta por casarse y tener hijos. Hombres y mujeres jóvenes, con energía, ilusiones y que han decidido crecer de otras formas, pero oh, las empresas ya empiezan a considerarlos "mayores".

De los 40 a los 50, ¿crisis?

¿Ha llegado el momento de no ahogarse en un vaso de agua? Quizás, pero también es el momento de valorar lo que se tiene o de romper con todo. Así que una vez más, eso de que a los 20 y a los 30 es el momento de arriesgar, vuelve a caer en saco roto.

La experiencia, sin cargas familiares, otorgan una sensación de libertad y ganas de vivir al 100% extraordinarias, ¿son conscientes las empresas de ello? ¿O los procesos de selección no tienen preguntas inteligentes para dar con este perfil de persona?

De los 50 a los 60, valorar lo que se tiene

O eso dicen. Momento en el que se cede a la presión y uno ha aprendido a valorar lo que tiene. ¿Conformismo? En absoluto. Las ganas de emprender proyectos de tipo profesional o personal acuden. Se puede estudiar por placer, iniciar una aventura profesional que provenga de una afición. Las empresas te siguen necesitando. En las manos de cada uno está el demostrar que la resignación no ha llegado a nuestras vidas.

En un mundo ideal, la edad sería una cifra sin más

Cada etapa de la vida tiene retos y oportunidades a los que podemos sacarles provecho. Charlar con una mujer de 80 años que ha trabajado toda su vida en una fábrica de coches y verla con ganas de seguir aprendiendo no es un hecho aislado.

Si la salud acompaña y la actitud también, los estereotipos deberían pasar a un segundo plano en el ámbito laboral. ¿Por qué mejor contratar a alguien de 30 que a uno de 45? Si una organización ha de mirar sus beneficios, ¿por qué no investiga si ese futuro empleado tiene ganas de trabajar o sólo se da por hecho por su edad?

En Pymes y Autónomos|Reciclarse o morir profesionalmente

Imagen|Eligrek243

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