Debemos aprender de los proyectos fracasados para crecer

Debemos aprender de los proyectos fracasados para crecer
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Casi todos tendemos a pensar que en los libros solo se escriben los éxitos, tendiendo a pensar que son los que nos ayudan a progresar tanto en nuestra vida personal, así como en lo profesional.

Pero, además del estudio de los éxitos, que nos aportan ejemplos de gestión, actitudes y aptitudes adecuadas, y consejos para el desarrollo de las tareas y/o negocios. Quizás, si cabe, resulta más importante el estudio de los fracasos, de los que se desprenden cuáles pueden ser los errores que no debemos cometer cuando nos lanzamos a crear un nuevo negocio, o no queremos torcer el rumbo del que ya regentamos.

Es cierto que los fracasos suponen mucho pudor, nos cuesta trabajo hablar sobre ellos cuando hemos sido partícipes, e incluso en ocasiones son temas tabú en la empresa cuando un proyecto ha fracasado. No obstante, como parte del necesario análisis DAFO que constantemente debemos realizar para dirigir nuestro negocio, se configuran como una poderosa herramienta para anticiparnos a problemas futuros, o minimizar los riesgos de emprender acciones poco acertadas.

Dentro de esta cuestión, se destaca el caso de los errores personales, que requieren que seamos aún más modestos, ya que por lo general resulta ver errores ajenos que los propios. Y por muy flagrantes que estos hayan sido, no se han de interpretar como un fracaso en mayúsculas, sino como un aprendizaje que debemos grabar con fuego para el resto de nuestra vida.

En Pymes y Autónomos | Escuchar, escuchar y escuchar: lo mejor cuando no tenemos experiencia Imagen | daquellamanera

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