Las Sociedades de Garantía Recíproca: pasado, presente y futuro

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A raíz de mi comentario sobre las distintas fórmulas de financiación de un emprendedor, caí en la cuenta de lo poco que oigo hablar de las SGRs, o Sociedades de Garantía Recíproca. Me llama la atención ya que, en más de un caso cercano, han venido a suponer la diferencia entre poder conseguir sacar adelante un proyecto o que este se quede allí donde anidan los sueños. Por ello, teniendo en cuenta su potencial, es sumamente extraño el silencio bogosférico sobre las mismas. Merece la pena el preguntarse que necesidades cubren, cómo lo hacen y cuál es su modo de funcionamiento.

Cuando una entidad financiera estudia una operación de inversión empresarial su visión es, desde el punto de vista del análisis de riesgos, doble: por un lado examina la capacidad de pago (plan de negocio, previsiones, etc...), y por otro las garantías (personales, hipotecarias, o de otro tipo). En el caso de las operaciones de emprendizaje, uno de los principales puntos débiles suele ser el segundo. Por mucho que les llame el proyecto, un Banco no es una Sociedad de Capital Riesgo y pretende tener unas garantías adecuadas. Frente a ello, el emprendedor típico suele carecer de las mismas, o ser más bien limitadas.

Consciente de dicho problema, el legislador impulsa en España el nacimiento de las Sociedades de Garantia Recíproca, organizaciones sin ánimo de lucro, de tipo mutual (es decir, las propias empresas son los socios) y cuyo objeto social es convertirse en avalistas de dichos socios en las operaciones que realizan con terceros. Lo más normal es que se trate de avales económicos en operaciones financieras ante Entidades de dicho tipo, pero también pueden prestar avales técnicos, ante los clientes de sus socios, bien sean Administraciones Públicas o clientes del sector privado. Muchas de ellas se encargan ademas de realizar actividades formativas en materia financiera ante sus socios.

Simplificándolo mucho, explicaré como funciona una SGR para un caso concreto. Quiero montar un negocio y necesito un préstamo. Previamente a obtener el ok por parte de la Entidad Financiera, a través de una SGR (tienen base territorial o sectorial), me estudian el proyecto, pidiéndome las garantías que estimen convenientes (son algo menores que las de los Bancos y Cajas). A continuación, y con el beneplácito de la SGR, presento la operación ante el Banco o Caja que deseo, o que generalmente me indica la SGR, y con el que suelen tener un convenio para conseguir mejores tipos. La SGR firma como avalista ante el Banco, constituyendo simultáneamente las garantías adecuadas, y cobrándome por ello. Para constituir dicho aval, previamente habré debido desembolsar un importe que me permita hacerme socio de la SGR. Cuando finalice la financiación, y el aval se extinga, podré recuperar ese importe o seguir como socio.

Son entidades financieras especializadas. Se nutren de las aportaciones de los socios, así como del aportado por los socios fundadores-protectores que suelen ser entidades públicas, asociaciones empresariales cajas de ahorro,cooperativas de crédito, etc...Es ese patrimonio , convenientemente invertido, el que da solidez financiera a las SGR, que cuentan además con el apoyo indirecto de la Administración Pública, pudiendo llegar a reasegurar determinados riesgos. Según la normativa, para lo Bancos y Cajas, los Préstamos avalados por SGRs son equivalentes a los avalados por otra Entidad Financiera. O sea, el riesgo se presupone mínimo.

La pregunta que cabe hacerse es cómo les va a afectar la crisis. Por un lado, al tratarse de una crisis económica, se incrementarán los avales ejecutados. Por otro, hay una crisis bursátil y financiera que afecta a las inversiones que realiza. Si esto fuese poco, el garante último de buena parte de sus operaciones, es la Administración Pública y esta se encuentra con su propia crisis del modelo presupuestario. Teniendo en cuenta que gracias a este tipo de sociedades se han concedido numerosos créditos, el interés en conocer su salud y en garantizarla es doble: evitar que sena una losa más sobre los Bancos que creían que eran buenos garantes y asegurar la permanencia de su actividad en el futuro para poder relanzar los proyectos empresariales. Esperemos que no se conviertan en nuestras Fannie Mae.

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