¿Somos persuasivos a la hora de vender?

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HOY SE HABLA DE

Hoy en día, con una variedad de bienes y servicios tan amplia, con la multitud de oferentes existentes en el mercado, y cuando las ventas resultan muy costosas a causa de la crisis económica. El ser una persona persuasiva a la hora de acercar nuestro producto al cliente acapara mucho más interés que nunca.

Para ello, he querido apoyarme en una escena de la galardonada película de Roberto Benigni, La vida es Bella (1997), en la que Guido consigue de manera sutil que su cliente desee justo lo que se necesita vender, sin que este deje de sentir que el lleva el control de la negociación.

Cuando hablo de ventas, lo hago en sentido amplio, porque aunque el ejemplo más claro es el de las empresas de naturaleza comercial, existen muchas formas de vender, como por ejemplo una solución a nuestro jefe, un proyecto sobre un aspecto determinado, un plan de mejora, o incluso una decisión ante un problema determinado.

Para conseguirlo, debemos tener muy claro qué es lo que queremos conseguir, resaltar sus propiedades ante nuestro cliente, obviar otro tipo de soluciones, y sobre todo, demostrar que tenemos una confianza plena en lo que proponemos con una seguridad aplastante.

Esto último, sea quizás lo más importante, porque a pesar de que puede resultar obvio, no hay peor actitud para un vendedor que cuando se duda de la validad del producto que quiere vender. Al tiempo, de que el fondo ha de ser bueno, es decir, que no podemos olvidar que nuestro cliente busca un bien o servicio que le satisfaga, y que si tras la compra este no es de su agrado, no conseguiremos afianzar una relación comercial duradera.

En Pymes y Autónomos | Hay que relacionarse con el cliente pensando en que sí hay un mañana Imagen | You tube

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