El pequeño comercio se pasa la vida peleando: primero fueron los supermercados, luego las grandes superficies, después los centros comerciales unido a la crisis económica. Si alguien ha tenido que echar mano de la creatividad para sobrevivir son ellos.
La creatividad es una gran inversión, se necesita talento, ingenio y voluntad. Los alumnos de Arquitectura de la Universidad de Alicante son un ejemplo. Junto a sus profesores, han convertido escaparates y fachadas de algunas tiendas en verdaderas obras de arte a un coste bajo.
Para esta campaña de marketing apenas han necesitado realizar una gran inversión: vasos de plástico, cartón, porexpan y un elemento fundamental: ilusión.
Este tipo de acciones son fruto de un trabajo con un fin: exponer sus ideas adaptadas a la temática de cada comercio por parte de estos futuros arquitectos.
Librerías, tiendas de manualidades...,todas lucirán un aspecto acorde con su temática. Pasear por esa calle se convertirá en una experiencia diferente al resto, dejando en un segundo plano las luces típicas de estas fiestas navideñas que se aproximan a pasos agigantados.
Es un ejemplo de cómo con voluntad y un poco de valentía por parte de los comerciantes, con innovación se puede captar la atención de los clientes.
No es lo mismo caminar por laberintos donde suenan villancicos y la decoración se basa en árboles y renos, que contemplar pájaros y objetos que 'trepan' por las paredes, haciendo la experiencia de compra más amena.
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