Hace unos instantes saltaba la noticia, que como todo lo que leemos en redes sociales, ha de ser contrastada en diversas fuentes. La cuestión es que una persona se ofrecía a comprar casas tras el terremoto que ha sufrido Melilla. Cierto no no, el oportunismo es un arma de doble filo a la hora de vender.
Si bien es necesario conocer al momento las necesidades del consumidor, existen unos límites relacionados con la ética y la moral. No todo vale.Lo peor de cometer un error de este calibre es que lo que dices u ofreces en Twitter (por ejemplo) queda grabado a fuego en la mente de millones de personas.
Son muchas las marcas que han vendido a lo largo de la historia utilizando como estrategia la provocación, pero hay un límite entre el intentar despertar la atención de un cliente y la de aprovechar momentos próximos a una tragedia.
¿Merece la pena dejar en entredicho nuestra reputación por querer ganar algo de dinero?
No es el momento de hablar de redes sociales, sino de sentido común y de buen gusto. Que tu nombre y tu profesión estén en todos los medios de comunicación posibles, no es para sentirse orgulloso, el dicho: "Que hablen de mí, aunque sea mal", no se ajusta a este caso.
¿Pedirá perdón? ¿Eliminará sus cuentas en los perfiles de Facebook y Twitter? ¿Pensará que todo vale en los negocios?
En todo caso, la peor campaña de publicidad hoy día es convertirte en tendencia pero, no por una buena razón. Quizás, estamos confundiendo el lograr notoriedad con el hacer nuestro trabajo con dignidad.
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Imagen|José Antonio Cotallo López