La historia del fundador de Instagram, que logró construir una startup que 'encandiló' a Facebook

La historia del fundador de Instagram, que logró construir una startup que 'encandiló' a Facebook
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HOY SE HABLA DE

Los fundadores de grandes compañías hoy exitosas suelen contemplarse casi como extraterrestres por los emprendedores que hoy batallan por construir su propio proyecto. Sin embargo, no hay nada como descubrir la historia que hay detrás para conocer los orígenes de quienes lo lograron.

El fundador de Instagram, Kevin Systrom, era hasta hace unos años un estudiante de la mítica Universidad de Standford. Hoy ha sido colocado en algunos de los grandes ránkings de jóvenes emprendedores. Su 'criatura', Instagram, fue comprada por Facebook por cerca de 1.000 millones de dólares hace ahora dos años. ¿Cuál es su historia? El repaso de sus orígenes ha sido publicado por Fortune.com en un amplio reportaje.

Los orígenes

De sus orígenes hay que destacar varios aspectos que pueden resultar interesantes. El primero es la influencia de su madre, que trabajaba en el sector de la fotografía y que contaba con un alto perfil tecnológico, y de su primer trabajo, una tienda 'retro' de discos de vinilo (algo que le sería útil para construir su aplicación).

El segundo tiene que ver con su espíritu inquieto y emprendedor. Mientras cursaba ingeniería en Standford, trabajó, según relata Fortune, para una startup (donde conoció a los, posteriormente, cofundadores de Twitter) y para Google. Y, además, por si fuera poco no dejaba de crear: se empeñó en construir una mezcla entre Foursquare y Flickr (fotografía compartida socialmente). Era el germen de Instagram.

El empujón

En toda carrera hay un punto de inflexión. Y el suyo es en 2010. Allí logra 250.000 dólares de un inversor de capital riesgo tras impresionarlo en una fiesta, que se suman a otros 250.000 dólares. Era el espaldarazo que necesitaba para el proyecto.

Él caminaba solo. Y he aquí otra clave: se dio cuenta de que necesitaba un cofundador. Con su amigo de Standford, Mike Krieger, dieron el impulso definitivo al proyecto. Pero, ¿cómo? Lo primero: dando un giro definitivo y pivotando. ¿Para qué? Para centrar su producto, la app, en la fotografía (eliminando todo lo superfluo) y ser lo más simples posible.

Le pusieron nombre (porque parecía un 'telegrama instantáneo') y tomaron otra decisión interesante... Poner el producto en el mercado de manera rápida. Hacer que los usuarios lo utilizaran y a partir de ahí mejorarlo. Dos horas después del lanzamiento se caen los servidores: en 24 horas, más de 25.000 personas se la descargaron.

A partir de ahí, a volar: en nueve meses, según las cifras aportadas a Fortune, 7 millones de usuarios, entre ellos numerosas 'celebrities'. Crecer, crecer y crecer hasta el punto de hacer que Zuckerberg, en ese momento con un problema importante en su desarrollo en el móvil de Facebook, pusiera sus ojos en ellos. El resultado fue la compra por cerca de 1.000 millones de dólares.

Dos claves

Esa operación fue vista por muchos usuarios, que conformaban una comunidad muy activa y especial, como un ataque. Creían que el gigante de Zuckerberg iba a romper todo lo construido hasta ahora. Y no ha sido así. Esa es una de las claves señaladas por el joven fundador que explican su éxito posterior.

Entre esas claves, destaca uno: "Keep it simple". Mantener simple su producto estrella. La otra tiene que ver con ser consecuente y no hacer cambios bruscos, pese a la adquisición por parte de Facebook (incluso, los anuncios, por ahora, no han inundando el timeline de los usuarios). Lo que funciona es mejor no tocarlo.

En esta historia, hay diferencias claras si se analiza desde la perspectiva española. La más importante tiene que ver con el mercado potencial 'natural' que un emprendedor tiene al nacer en territorio norteamericano. Pero, salvándolas, puede ser inspiradora.

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Imagen | LeWeb13

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