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Claves del ERP y la empresa industrial

Claves del ERP y la empresa industrial
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La implantación de un sistema de gestión integrado es un aspecto de especial importancia en las empresas industriales. La complejidad de este tipo de negocio hace necesario optimizar los recursos y automatizar la producción. El proceso productivo de una empresa industrial pasa por distintas fases que se interrelacionan formando una cadena. Cada una de las secciones tiene una estructura propia, pero no por ello independiente de las demás.

El empresario necesita planificar y controlar al detalle todas las etapas de la producción, pero también debe llevar un control económico; analizar la rentabilidad de su negocio evaluando los márgenes de beneficio; gestionar su relación con el cliente; medir su grado de satisfacción, ofreciéndole productos de calidad; buscar posibles nuevos mercados a dónde extender su negocio; controlar los costes de producción. Integrar todas estas facetas es un reto que puede conseguirse utilizando un ERP; un sistema de gestión completo que permita acceder en cualquier momento a cualquier tipo de información sobre la actividad de la empresa.

Ventajas del ERP en la empresa industrial

Las ventajas esperadas de un sistema de gestión completo que integre estas funciones avanzadas son la optimización de los procesos y su gestión para una mejor calidad de la producción respetando las normas, la satisfacción de los clientes y el control de los costes:

  • Crear un sistema de producción más ágil. En la empresa industrial, el ciclo de producción debe estar sincronizado a la perfección. El desajuste entre las distintas fases ralentiza el proceso y da lugar a una acumulación de tareas que retrasa la salida al mercado de los pedidos. Hay que prever las necesidades y darles respuesta: disponer en todo momento de las herramientas necesarias, llevar al día el mantenimiento de la maquinaria para evitar fallos, tener en stock material, controlar el envío de los productos ya acabados. La empresa necesita controlar los almacenajes, programar y planificar compras y ventas. De este modo se consigue incrementar el rendimiento y dar respuesta a una demanda de mayor volumen.

  • Reducir costes e incrementar beneficio. La mecanización e integración informática permite llevar un control de costes más riguroso. La empresa puede conocer tanto el precio final del producto terminado como el de cada una de las fases de fabricación. De este modo se analiza la rentabilidad y se detectan las fases de la cadena productiva en las que hay que introducir mejoras. A su vez, la interrelación con proveedores, integrados en un sistema de gestión global, ofrece un intercambio de información y una mejora constante que repercute en un interés común. El concepto de empresa extendida, que supone una colaboración con clientes y proveedores, implica una visión más amplia del negocio, en la que todo cuenta, estimulando así el crecimiento.

  • Mejorar la calidad. El mayor control del producto repercute en una mejor calidad. La empresa se mantiene en contacto con el cliente, estudiando las necesidades del mercado y la respuesta en forma de consumo. El ERP permite hacer informes de postventa en los que se evalúa el grado de satisfacción, detectando así los puntos en los que hay que introducir mejoras. La cercanía con el consumidor y la capacidad de respuesta a la demanda, permiten a la empresa posicionarse en el mercado, competir y estar en continua actualización.

  • Modernizar la empresa mediante el uso de nuevas tecnologías. La automatización de la empresa es el elemento básico que permite que conseguir todos estos retos. Cuanto más compleja es la estructura del negocio, más indispensable resulta el uso de aplicaciones avanzadas que unan a la gestión administrativa el manejo e intercambio de información con clientes y proveedores. Una empresa industrial necesita implantar programas informáticos con los que pueda emitir y enviar facturas y presupuestos, controlar el stock y el proceso productivo, analizar costes y riesgos, planificar estrategias y hacer previsiones, evaluar resultados. Y todo ello de una manera fácil y rápida.

La empresa del futuro es aquella que sabe adaptarse a nuevas formas de trabajo, más modernas; es aquella que está en mejora constante a todos los niveles para poder competir. Es, en definitiva, la que evoluciona en la misma medida en que lo hace la tecnología para no quedarse atrás, sino situarse a la cabeza.

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Imagen | Fotos GOVBA

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