La gestión preventiva

La gestión preventiva
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Uno de los términos más polémicos de la recientemente aprobada reforma del mercado laboral se refiere a la posibilidad que tendrán las empresas de acogerse al despido por causas objetivas en el supuesto de que se puedan prever futuras pérdidas. Esto ha traido consigo una gran cantidad de comentarios en contra de esta medida, ante el temor de que las empresas utilicen este criterio para hacer despidos preventivos. No entro en si es apropiada o no la medida, en que si va a servir para aumentar los despidos en lugar de fomentar la contratación (objetivo principal de la reforma), desde luego es una norma ambígua que, como todas, tendrá o no éxito en su propósito en función del modo en que se aplique.

La cuestión es que, desde la segunda guerra del Golfo, cuando se acuñó la expresión de “guerra preventiva”, el término preventivo ha adquirido un sentido negativo. Sin embargo en la gestión empresarial es todo lo contrario, una buena gestión es una herramienta que debe servir, entre otras cosas, para poder tener una previsión sobre ventas, beneficios, ingresos, gastos o necesidades que ayude a la empresa a estar preparada y tomar las decisiones adecuadas para alcanzar sus objetivos.

Ya hemos comentado, en varias ocasiones, la deficiente gestión empresarial que se lleva a cabo en las pymes españolas y los problemas que ello supone al no poder prever situaciones que en el futuro cercano pueden afectar a la actividad de nuestro negocio.

En el mundo empresarial, no podemos aplicar la política de hechos consumados porque, precisamente, la ventaja competitiva que nos puede llevar al éxito está en la anticipación. La innovación, la búsqueda de nuevos mercados, la aplicación de una u otra estrategia comercial, la toma de decisiones organizativas, todos estos aspectos son efectivos en tanto apliquemos una “gestión preventiva” y podamos adoptar las decisiones oportunas con la suficiente antelación.

Muchos de los problemas que tienen las pymes vienen, precisamente, de no aplicar este criterio y por tomar las decisiones cuando los problemas ya están encima, y tenemos una capacidad de reacción o unas alternativas más limitadas que si hubieramos analizado la situación con un margen de tiempo mayor.

Por supuesto, siempre pueden surgir imponderables que cualquier método estricto de gestión no puede controlar, pero, en el mundo de los negocios, debemos adoptar un modelo de dirección que reduzca los riesgos externos e internos que puedan poner en peligro el desarrollo de nuestra actividad, por tanto, consideraciones sobre despidos objetivos aparte, las pymes deben aplicar siempre modelos preventivos para asegurar su futuro.

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