Afirmar que nos encontramos en un entorno de incertidumbre en el que cada vez cuesta más hacernos planes a medio y largo plazo, no es ninguna novedad, ya que llevamos años experimentándolo. Pero a pesar de ello, son muchos los que opinan que cuando quiera que sea que se consolide la recuperación económica, la estabilidad volverá.
Pues bien, la mayoría de las reflexiones en el plano económico y empresarial apuntan a que no va a ser así, lo que nos obligaría a adaptarnos a la inestable situación de no conocer cuál fruto que obtendremos por nuestro trabajo en el futuro.
En el actual contexto, en el que cada es más frecuente que surjan proyecto de corta duración, es lógico que las empresas no contraten profesionales con una perspectiva de largo plazo, de manera que podrían darse épocas con una elevada carga de trabajo (y retribución), al tiempo que se pueden atravesar otras en las que el volumen de trabajo sea muy inferior, e incluso, inexistente.
Este nuevo escenario, queremos o no, nos está afectando a la hora de buscar un empleo, al comprometernos en los distintos proyectos, en nuestra planifación del trabajo, e incluso a la hora de relacionarnos. Lo que nos lleva a permanecer en una constante situación de 'alerta', que a pesar de que tiene la bondad de obligarnos a sentir una mayor necesidad de adaptarnos y formarnos, puede suponer un importante problema si no sabemos gestionar las situaciones y los ciclos que tenemos que encarar.
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