Los negocios no se hacen en la oficina

Los negocios no se hacen en la oficina
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Ante mi natural tendencia a pasarme días y días encerrado en el despacho trabajando, a veces hasta altas horas de la noche, llegando incluso a salir de madrugada del despacho y más allá de las consecuencias que de ello pueden emanar (como ya he mencionado en esta misma tribuna en otros artículos), se derivan otras conclusiones que pueden servirnos a todos. Esa fijación por el trabajo puede hacernos llevar a pensar que los negocios se hacen en la oficina y como me bien me enseño un buen amigo mío eso no es exactamente así, veámoslo.

Tenemos cierta tendencia a pensar que nuestras dependencias son el punto clave de nuestros negocios, que nuestro despacho es aquel lugar sagrado donde pensamos, donde desarrollamos nuestras ideas, donde en definitiva creemos que “vivimos” profesionalmente. Sin muchas veces caer en la cuenta de que en la mayoría de las ocasiones los negocios no se hacen en la oficina, sino que los negocios se cierran en la oficina.

Y esto nos conduce a una doble vertiente, la de nuestra propia relación personal con nuestros negocios y la de la importancia de las relaciones sociales.

Si de nuestra relación personal con nuestros negocios hablamos, está claro que muchas veces pensamos que estamos haciendo negocios mientras estamos en la oficina sin caer en la cuenta que igual algunas de esas horas no nos son tan productivas, al contrario, en muchas ocasiones la inspiración nos viene leyendo, desayunando, en el cine o practicando deporte por poner algunos ejemplos, ¿esto significa que debemos sustituir la oficina por la bicicleta estática o por el croissant y el periódico?, no ni mucho menos, significa que a veces hemos de desacralizar el entorno de trabajo y ver que nuestra inspiración, nuestra respuesta profesional se puede encontrar en cualquier lugar y momento del día, llámenme enfermizo pero yo antiguamente no salía de casa sin un bloc de notas y un bolígrafo, actualmente no paro de apuntar anotaciones en mi Smartphone en los momentos más inverosímiles.

Y en lo que respecta a nuestra relación con los clientes, con proveedores, con contactos de negocios en general, muchas veces caemos en el error de quitar importancia a las relaciones personales, al contacto fuera de la oficina, nunca se me olvidara la frase de ese buen amigo mío, “ Jordi, los negocios no se hacen en la oficina, los negocios se hacen comiendo en un restaurante, jugando al golf, jugando al golf y mientras mantenemos una conversación nada profesional, una conversación informal, luego, los negocios se cerraran, se firmaran en la oficina”.

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