¿Te pueden obligar a servir agua del grifo si tienes un bar?

¿Te pueden obligar a servir agua del grifo si tienes un bar?
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Esta semana una de las noticias que ha saltado a los medios es la campaña #PideJarraDeAgua que pretende que los bares, restaurantes y comercios de hostelería y ocio. Pero, ¿te pueden obligar a servir agua del grifo si tienes un bar? Al fin y al cabo las empresas están para ganar dinero y nadie quiere vender menos cerveza porque antes se han bebido un vaso de agua nada más sentarse.

Los argumentos a favor de la campaña son diversos, como la calidad del agua que ya tienen en los bares, el coste de la misma mucho más económica que la mineral o una generación de residuos por el consumo de agua embotellada. Además alegan que en otros países europeos ya se encuentra regulado por normativa esta obligación. En todo caso si no le sirven este agua del grifo nada impide al cliente abandonar la mesa e irse a otro local.

Lo cierto es que uno de los motivos para no servir agua del grifo es el sabor de la misma. Puede que la calidad del agua sea perfecta a nivel consumo, pero tiene sabor, especialmente las zonas con aguas duras que suelen arrastrar más residuos. Un ejemplo sería Mallorca, que paradójicamente no deja de ser uno de los lugares donde más agua embotellada se consume, no ya en bares y restaurantes, sino en los hogares.

Si hablamos de la generación de residuos, lo cierto es que muchos bares de esta isla la comercializan su propia agua filtrada. Se trata de realizar un tratamiento de tipo ósmosis, que luego se embotella y se sella en recipientes de cristal reciclables. De esta forma se acaba con la generación de residuos y la empresa sigue generando un beneficio.

Porque de esto es de lo que se trata. Si la ley obliga a los restaurantes a ofrecer agua del grifo o si un cliente nos la pide se puede servir. Otra cosa es que el cliente además quiera que vaya con hielo o esté bien fría. A nadie le apetece beber agua tibia en verano, pero sacia la sed igual que la fresca. Esto genera un coste al local, en forma de más vajilla a lavar, no solo las jarras, sino también los vasos de agua de cada mesa.

Si la ley obliga a poner agua a disposición de los clientes se puede cobrar un coste por servicio y persona, siempre que esté así indicado en la lista de precios. Algo que no es tan habitual ver en nuestro país, pero si en otros lugares, donde se ajustan más precios de platos, se sirve agua fría, pero luego hay un suplemento por persona debido al servicio proporcionado.

En todo caso es una cuestión de sentido común. Al parroquiano cliente habitual nunca se le va a negar un vaso de agua o una jarra con hielo si viene a comer. Tampoco a alguien que nos pide agua para un niño. Sentarse diez personas en una mesa, pedir agua del grifo y un café y tirarse un par de horas haciendo uso del WiFi del local... ya es otra cuestión.

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Imagen | Pexels

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