La Inspección de Trabajo sanciona, y mucho

La Inspección de Trabajo sanciona, y mucho
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Hace días participé en una conversación entre empresarios, en que uno de ellos, hablando al otro sobre una trabajadora suya, le contaba cómo la chica había tenido muy mala suerte con sus anteriores trabajos porque sus anteriores jefes le habían pagado poco, mal y tarde, haciéndole trabajar a destajo y en condiciones pésimas. Estaba a punto de quitarme el sombrero y felicitarle por tratarla de una forma distinta, pero fui prudente y le dejé continuar.

Y tras haberle oído cantar sus propias alabanzas, continuó diciendo que la pensaba despedir como consecuencia de la caída de faena en el sector de la hostelería, e iba forzarle a renunciar a la indemnización por despido improcedente que debía pagarle a cambio de comprarle un billete de vuelta a su país para ver a su familia. Y que no le pagaría hasta unos días después, para que le trabajase el fin de semana de Todos los Santos sin contrato ya, y habiendo cursado su baja un par de días antes en la Seguridad Social. Os juro que no salía de mi asombro.

Lamentablemente, comportamientos tan reprobables como éste parecen estar a la orden del día.

La Inspección de Trabajo y Seguridad Social detectó cerca de 49.000 infracciones de la legislación social, que han afectado a cerca de 266.000 trabajadores en el conjunto de España, proponiendo un importe total de sanciones que ronda los 150 millones de euros.

Altas y bajas en el sistema de cotización a la Seguridad Social, cantidades cotizadas y recaudación de cuotas son las infracciones más habituales que cometen las empresas españolas.

Estas escandalosas cifras nos hacen reflexionar sobre la ligereza con que muchas empresas se toman la legislación laboral y de seguridad social en España.

Por supuesto, opiniones hay para todos los gustos. Siempre se oye la voz del empresario espabilado que echa la culpa a la crisis, y alega que prefiere jugársela y pagar una hipotética multa por defraudar, porque siempre cabe la posibilidad de que no le pillen.

Pero ¿dónde queda la lealtad y la buena fe que siempre como empresa exigimos al trabajador, cuando por ser empleador le chuleamos una cotización o un par de días de alta, o … ?

En fin, como me decía ayer mismo un buen amigo, España sigue siendo un país de pícaros. ¿O no?

Via | Las Provincias
Imagen | Ridethespiral1

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