Cuando los ladrillos se convierten en burbujas (III)

Cuando los ladrillos se convierten en burbujas (III)
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Si habeis seguido los dos posts anteriores, muchos de vosotros os estaréis preguntado que significan semejantes entradas en un blog de pymes, ya que aquí rara vez hablamos de macroeconomía. En primer lugar, la consideración que siempre debemos hacer es que cualquier movimiento macroeconómico afecta, y mucho a la empresa, independientemente del tamaño.

Por otro lado, la economía no es una ciencia determinista ni mucho menos, pero sí cíclica, y muchas veces entender ligeramente el mecanismo causa-efecto nos evitará errores en el futuro. ¿Y por qué esta reflexión? Porque quiero que penseís en los siguientes datos:

Inmobiliarias grandes que están pasando problemas hay unas pocas, pero entre los autónomos y las pymes los movimientos del sector han sido mortales para muchos. Si mirais a vuestro alrededor, observaréis que se han cerrado muchas inmobiliarias en menos que canta un gallo, negocios que se habían abierto hace menos de cinco años, así como el goteo incesante de muerte de microempresas en construcción está tomando tintes alarmantes.

Las empresas de reformas, la inmensa mayoría con ámbitos de actuación a nivel local o provincial a lo sumo, no cuentan con clientes a los que trabajar, motivado por la caida en las compraventas de viviendas, por lo que el cierre de puertas es la única solución que les queda. Con los datos del INE en la mano, la mortalidad de las microempresas del sector sólo ha hecho nada más que comenzar, y la inmensísima mayoría no llega a los cinco años de antiguedad.

¿Que podemos concluir? Que todos estos emprendedores se han equivocado al seleccinar el mercado al que se dirigían, no reflexionaron sobre las consecuencias de los crecimientos rápidos, y probablemente muchos de ellos se metieron en el sector equivocado en busca del dinero fresco.

Cuando se decide montar un negocio, con el afán sólo de ganar dinero, porque todo el mundo lo consigue en dicho sector, al final suele ocurrir que lo pierdes todo, con lo que siempre hay que tener una idea en mente: Si me voy a jugar mi dinero, al menos intentaré hacerlo donde medianamente sepa por donde me van a venir los palos, y qué menos que me guste mi profesión.

En Pymes y Autónomos | Cuando los ladrillos se convierten en burbujas (I) y (II) 

Imagen | Forges

 

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