Business Angels: Componer en lugar de legislar

Business Angels: Componer en lugar de legislar
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Son las 00.58 horas del sábado y me apetece dejarme llevar. Ansío viajar a un nuevo mundo, un lugar donde quien legisle sea un poeta y la ley su creación eterna, universal, un mensaje fruto del sentimiento más sincero. No quiero que creáis que me he vuelto loco, pero ese día ha llegado, y sólo una nimia revelación ha sido necesaria para constatarlo:

"Disposición adicional tercera.— Análisis de nuevas figuras que fomenten la creación de pequeñas y medianas empresas. El Gobierno analizará las fórmulas que existen en el derecho comparado para fomentar la creación de pequeñas y medianas empresas y el apoyo a los emprendedores, y que responden a la denominación de «business angels», con el objeto de estudiar su viabilidad en España y, en su caso, el régimen jurídico y fiscal que les resultaría de aplicación."

Esta disposición adicional del Proyecto de Ley que suprime el Impuesto sobre el Patrimonio le debe al derecho lo mismo que la quinta sinfonía de Beethoven a la música. Empiezo a leerla en voz baja para acabar gritando a pulmón: "¡business angels!". No sólo es una melodía su pronunciación, se trata además de un halo de luz y esperanza con destino al más atrevido de los emprendedores. Su original y atractiva denominación, esa concatenación de letras dispuestas a su antojo debería resolverse en la primera de las epopeyas legislativas de la historia.

Imaginad una ley donde Ángeles de los Negocios dispongan de la magia suficiente como para que los nobles caballeros, esos héroes del capitalismo emprendan cualquier hazaña con lo que hay que tener, y no me refiero a un par de... sino a un buen cojín económico.

Ahora que en una sola frase he pulverizado el encanto que este escrito pudiera tener, os diré que esa magia necesaria es la que parece que el Gobierno parece dispuesto a ofrecer (entiendo que acertadamente) a los inversores que destinan sus propios fondos para que el país prospere.

La crisis con poesía es más llevadera, así que por mi parte no pongo objeción alguna en que de los 350 escaños que componen el Congreso de los Diputados, 175 lo ocupen poetas y los 175 restantes políticos, de forma que como mínimo haga falta bien un poeta, bien un legislador para cualquier mayoría.

Más Información | Congreso de los Diputados

Imagen | Galería de David Light Orchard

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