8 de marzo, igualdad sí pero coherencia también

8 de marzo, igualdad sí pero coherencia también
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Qué complicado resulta escribir sobre la mujer siendo mujer. Este 8 de marzo, al igual que el año pasado hay convocada una huelga feminista por la Comisión 8 de marzo. Una comisión formada por diversas organizaciones feministas, y ahí es donde empiezan mis dudas. No respecto al feminismo sino sobre en qué se ha convertido en 2019 un movimiento que perseguía un fin, la igualdad.

El artículo 14 de la Constitución española proclama el derecho a la igualdad y a la no discriminación por razón de sexo. Por su parte, el artículo 9.2 consagra la obligación de los poderes públicos de promover las condiciones para que la igualdad del individuo y de los grupos en que se integra sean reales y efectivas.

Lo que dice la Constitución sobre la igualdad

La igualdad entre mujeres y hombres es un principio jurídico universal reconocido en diversos textos internacionales sobre derechos humanos, entre los que destaca la Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer, aprobada por la Asamblea General de Naciones Unidas en diciembre de 1979 y ratificada por España en 1983.

En este mismo ámbito procede evocar los avances introducidos por conferencias mundiales monográficas, como la de Nairobi de 1985 y Beijing de 1995.

La igualdad es, asimismo, un principio fundamental en la Unión Europea. Desde la entrada en vigor del Tratado de Ámsterdam, el 1 de mayo de 1999, la igualdad entre mujeres y hombres y la eliminación de las desigualdades entre unas y otros son un objetivo que debe integrarse en todas las políticas y acciones de la Unión y de sus miembros.

Orígenes del feminismo ligado a los derechos en el trabajo

En plena Revolución Industrial fue cuando se produjeron los primeros movimientos entre las mujeres que ahora trabajaban en casa y además en la fábrica, con un salario mísero y con la obligación de cuidar de los hijos.

En el matrimonio, las mujeres casadas no podían poseer por ley propiedades y estaban legalmente sometidas a sus maridos y dependientes de ellos. También era difícil alterar su situación legalmente, ya que no poseían derecho al voto.

Una lucha que todavía no ha acabado pero que debe ir de la mano del hombre

Para criticar e incluso sumarse a una causa hay que conocerla. Y el feminismo, de tanto ir de mano en mano, de red social a red social, de llegar incluso a la frivolidad y a la radicalización, ha perdido fuerza entre algunas mujeres, y lo entiendo y participo de ello.

El feminismo para muchas mujeres no es sinónimo de paridad sin sentido. A una mujer se le debe contratar en una empresa por su valía no por su sexo. ¿Acaso no es algo de sentido común?

Fueron muchas las féminas que lucharon para que tuviéramos derecho al voto pero demostraron ser personas válidas, útiles y brillantes en su profesión.

Flaco favor hacemos a las mujeres y a los hombres, si el feminismo se convierte en un arma arrojadiza entre los políticos que utilizan una causa para ridiculizar la figura de la mujer o enfrentarla al hombre.

Tan nefasto es la discriminación como la imposición. Una mujer no es mejor que un hombre por el mero hecho de serlo, algo tan obvio que resulta lamentable tener que explicarlo.

La mujer quiere trabajar en las mismas condiciones que el hombre y en el ámbito familiar, no tener en exclusiva todas las obligaciones

Una de las razones por las que las mujeres deben seguir alzando la voz es por el tema de la conciliación y el cuidado de los hijos o los padres.

Alguna vez hemos hablado del tema, y está demostrado estadísticamente que somos nosotras las que cuidamos de nuestros mayores, eso no lo puede cambiar ninguna ley, pero sí la educación que les den los padres a sus hijos.

Este 8 de marzo, debería ser el día para comprobar que ciertos hábitos no han cambiado y que la mujer sigue haciendo más tareas en el hogar que el hombre, aunque éste por fortuna haya cambiado su mentalidad respecto a otras épocas.

El 8 de marzo no es un día para que unos pocos o unas pocas se apropien de una lucha que comenzó en 1848 en EEUU y el primer documento colectivo en defensa de los derechos de la mujer: la Declaración de Seneca Falls.

Este documento fue el resultado de la reunión celebrada el 19 y 20 de julio de 1848 firmado por sesenta y ocho mujeres y treinta y dos hombres​ de diversos movimientos y asociaciones políticas de talante liberal.

El feminismo no tiene nada que ver con camisetas o con Twitter

La realidad en la que nos movemos hombres y mujeres a diario es la que representa las carencias que todavía existen, pero también un escenario donde hombres y mujeres van de la mano. O al menos, así debería ser.

Son muchas las mujeres que siendo feministas, no se sienten representadas por otras que ocupan puestos relacionados con la política o utilizan una lucha de siglos para conseguir popularidad.

El 8 de marzo es un día para recordar con máximo respeto a mujeres como Clara Campoamor, Concepción Arenal, Emilia Pardo Bazán y muchas otras. Estas mujeres junto a otras anónimas que pusieron su grano de arena sin que su historia la recojan los libros, son las valientes, los referentes.

El feminismo, como cualquier movimiento o causa, es un fin para lograr un objetivo, no un medio para conseguir fama, votos o frivolizar con temas delicados.

Imagen|Pixabay

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